Las elecciones en Italia definirán gobierno, pero no pueden regenerar por sí mismas la política
Afalta de encuestas durante el último mes -al estar prohibidas por ley- todos los indicios apuntan a que Berlusconi ganará las elecciones italianas de mañana y pasado. No parece que su máximo rival y nuevo líder del centro-izquierda, Walter Veltroni, pueda invertir esa tendencia. De todos modos, la ventaja de Berlusconi puede no ser suficiente para asegurar la gobernabilidad. Hay que recordar que ha sido precisamente esa falta de gobernabilidad la que ha llevado al bloqueo del Gobierno de Prodi y a estas elecciones. Por eso mismo Berlusconi ha pedido a los italianos una ventaja suficiente, para poder «tomar, si es necesario, decisiones difíciles e impopulares». Todo un aviso.
En todo caso, más preocupante que los excesos de Berlusconi es la falta de regeneración de la política italiana y las referencias comunes entre la «izquierda» y la derecha. El machismo, el racismo -acentuado ahora contra los gitanos- y la corrupción siguen siendo características centrales del sistema político de la República. Y las recetas no varían de unos a otros. Además, el injusto reparto de la riqueza se agrava en la presente coyuntura económica. Cuestiones todas ellas que unas elecciones no pueden cambiar de por sí.