En una cadena le dice Jordi a Mercedes: «ahora el formato eres tú». Y simultáneamente, en otra cadena, bajo el paraguas de una frase ambigua: «Yo estuve allí», aparece Jordi Pujol, pero previamente han estado hablando durante más de una hora de Julio Iglesias con varios personajes, personas y contratados, entre ellos su hija Chabeli Iglesias, intentando hacernos creer que es un genio incomprendido, que «España no me quiere». La propaganda de Jordi González a Mercedes Milá es dentro de «La Noria», un espacio río, en donde cabe de todo, pero que empieza con la presencia de la Milá como estrella invitada, es decir, como invitada central, o dicho a la manera de Jordi, creando un formato propio, porque aquí no es la entrevistadora, ni la conductora, sino que es la contestadora y la conducida, pero a la vez ella mantiene un pulso para hacer que las cosas sean como ella quiere. Ella está, pero es, y siempre será, su formato, su fórmula, su mensaje.

Lo de estar allí es una cuestión de oportunidad, de circunstancia, de casualidad o de manera de decir que se está porque se fue, del verbo ser, no del verbo ir, aunque irse no es lo mismo que no venir. Lo malo del asunto del programa que presentan Carolina Ferré y Javier Cansado es que no es nada, es un formato indefinido, pero está en la primera estatal, es decir se hace con bandera institucional, por lo que su insustancialidad es un pecado más agrandado. Porque eso de jabonar a invitados, hablar de sus noviazgos, de su historia, se puede hacer de una manera amable y banal, de una manera amable y profunda, o de una manera rigurosa sin necesidad de pleitesía absorbente.

El mundo al revés, resulta que Jordi, Pujol, naturalmente, hace un chiste: «¿cómo está usted tan activo llamándose Cansado?» Puntualización, quizás precipitada: acabo de entender el significado del título del programa. Se refiere a que el vídeo estaba allí y por eso pueden hacer montajes con la vida de los invitados, porque el archivo de la casa es infinito. Me pongo estupendo y digo: «Yo estuve allí», es anacrónico, muy pasado de moda, una manera de camuflar un programa con famosos, aunque le quieran dar otra manera de ser y estar.