Aduce cansancio. Patricia Gaztañaga abandona tras siete años de infamia, uno de los programas más tóxicos de la reciente historia de la televisión comercial y deshumanizada. El «Diario de Patricia», se queda sin su conductora y quien le da nombre. El cansancio de estar cinco días a la semana viviendo de las miserias ajenas, de chapotear por las mentiras disfrazadas de testimonios, de hacer una televisión que podríamos clasificar de indecente, debe cansar. Especialmente se debe uno cansar de contar euros, de atender a las inversiones de lo que se gana, de montar negocios, de sentirse la reina del reality apañado. No se fue cuando la sociedad entera lo demandaba, cuando provocó una muerte, cuando ha sido plataforma para injurias, amenazas, ridículos. Pero ahora se ha cansado y abandona el barco que se construyó, precisamente, siendo ella la capitana y la corsaria de la vida de los demás. Que descanse bien, que le aproveche, que piense en lo que deja atrás. Y que le vaya bonito. Bueno, siendo sinceros, me gustaría que estuviera en la necesidad de ir a un programa como el suyo. Y que lo pudiéramos ver en directo.

Porque nos metemos con la titular, pero ahora vendrá quien la sustituya y seguirá el programa ahondando en la basura, manteniendo un formato que está basado, precisamente, en establecer un territorio propenso a los enfrentamientos. Un programa en el que se preparan los testimonios para que puedan dar el juego que pretenden sus responsables, que sea en baja o alta intensidad, siempre estará rondando el escándalo, que abusa de los invitados y de las ganas de notoriedad de los ciudadanos medios, un virus que ha atacado a la sociedad y que se manifiesta de las maneras más insólitas, pero que es en este tipo de encuentros, queda a las claras que se echa de comer a las más bajas pasiones de un buen puñado de clientes que van sumando dividendos a la cadena, Antena 3, en este caso, y a la productora y todos cuantos se ponen al frente del invento. Que canse, se comprende, pero que no maree, que nosotros, como tantos otros estamos muy cansados de esta fórmula tan absorbente de malos olores, y de esa voz, la de Patricia, tan chillona y con tan pocos escrúpulos.