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Al Qaeda persigue hasta la tumba a las milicias sunitas rivales iraquíes

Un kamikaze convirtió en una carnicería el velatorio por los dos hijos de un líder sunita de Diyala realineado con EEUU y muertos dos días antes en combates con Al Qaeda. Las milicias sunitas que colaboran tácticamente con los ocupantes contra los grupos en la órbita de Osama Bin Laden se han convertido en el enemigo número uno para éstos. Abandonados a su suerte por EEUU, concentrado contra los chiítas de al-Sadr, son perseguidos hasta la tumba.

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Un atentado suicida dejó ayer un saldo provisional de 51 muertos en el norte de Irak en un nuevo episodio de la guerra a muerte entre los grupos alineados con Al Qaeda-sección iraquí y las milicias sunitas que han decidido, en un movimiento táctico, colaborar con el ocupante estadounidense.

Un kamikaze se hizo explotar en medio de un velatorio en memoria de dos hermanos, miembros de una de estas milicias y muertos hace dos días en enfrentamientos con Al Qaeda.

El atentado tuvo lugar en la localidad de Bo Mohamed, 130 kilómetros al norte de la capital iraquí, en un sector en el que los grupos islamistas rigoristas alineados con la red de Osama Bin Laden están bien implantados.

La localidad está situada al sur de Kirkuk, en la provincia de Diyala, una de las más peligrosas del Irak ocupado.

Desde hace meses, las fuerzas ocupantes y colaboradoras y las milicias sunitas realineadas con EEUU llevan a cabo operaciones contra aquellos grupos en las provincias de Diyala, Salaheddin, Nínive y en Kirkuk, esta última en Kurdistán Sur.

Un testigo del atentado, Imad Abdallah, primo de los dos muertos que estaban siendo velados, explicó que el kamikaze se hizo explosionar junto a la tienda en la que estaban reunidos los vecinos que habían ido a honrar su recuerdo.

Se trata del atentado más sangriento en Irak desde el pasado 17 de marzo. Ese día murieron 52 personas en un atentado en la ciudad santa chiíta de Kerbala, en el centro-sur de Irak.

Acto bajo amenaza

La familia de los dos muertos que estaban siendo homenajeados había recibido amenazas por parte de Al Qaeda para que no organizara funerales.

Los dos jóvenes eran hijos de un importante líder tribal local, el jeque Karim Kamel Minshidh, de la tribu de los Azzawi. Participaron en la movilización del primer grupo local contra Al Qaeda. Tras la creación hace más de un año del Despertar de al-Anbar, primer grupo de este tipo, le han seguido sucesivos «Despertares» en otras provincias del norte de Irak. Reunidos bajo esta marca o en torno a grupos como «Hijos de Irak» o «Ciudadanos Implicados», estos grupos están formados en parte por combatientes de la resistencia contra la ocupación que han decidido unirse contra un enemigo común: Al Qaeda.

Cuentan, para ello, con el patrocinio -y con la financiación- de EEUU en un pacto táctico que ha servido al Pentágono para presentar una imagen menos dramática de la situación en Irak. No obstante, su realineamiento les ha convertido en objetivo de los grupos que orbitan en torno a la nebulosa islamista armada rigorista.

Vistos con desconfianza por el Gobierno chiíta de Bagdad y sus milicias, no faltan analistas que advierten de que la presión sangrienta de Al Qaeda podría hacer a estas milicias renunciar a su alianza con los ocupantes, que no pueden -o no quieren- protegerles.

La participación japonesa en la ocupación es inconstitucional

El Tribunal Superior de Nagoya (centro de Japón) declaró inconstitucional el envío a Irak de las Fuerzas Aéreas de Autodefensa japonesas, argumentando que su misión de transportar por aire a las tropas de la Fuerza Multinacional a Bagdad, zona de guerra, constituye un acto que forma parte del uso de la fuerza por parte de otros países.

Según el magistrado jefe, Kunio Aoyama, «las actividades de transporte aéreo de las fuerzas japonesas son contrarias al Artículo 9» de la Constitución japonesa y a la ley especial de 2003 que permite que las Fuerzas de Autodefensa presten apoyo humanitario a los esfuerzos de reconstrucción en Irak, informa la agencia Kiodo.

La misión japonesa de transporte de «las fuerzas multinacionales a Bagdad desempeña un papel en el uso de la fuerza por otros países» y, por tanto, puede considerarse que el propio Japón está usando la fuerza, algo que la Constitución prohíbe explícitamente, añadió el juez.

El artículo 9 de la Constitución nipona estipula que «el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como un derecho soberano de la nación y la amenaza o uso de la fuerza como medio para resolver disputas internacionales».

El tribunal se pronunció tras recibir una apelación de un grupo de 1.100 ciudadanos contra una decisión del Tribunal de Distrito de Nagoya en abril de 2006, que rechazó su demanda de que se suspendiera la misión.

Sin embargo, rechazó la petición de los demandantes de suspender el despliegue de las fuerzas japonesas y el pago de la indemnización que solicitaban estos últimos. GARA

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