Una concentración presidida por la pancarta con el lema «accidentes laborales no-aski da» ante la puerta principal del Hospital de Cruces recordaba ayer a R.C.M., trabajador de mantenimiento del centro sanitario que fue hallado muerto en su puesto de trabajo el pasado martes, y trasladaba de forma contundente su denuncia de la siniestralidad laboral.

R.C.M. era operador de calderas y contaba con treinta años de experiencia, y fue hallado muerto por sus compañeros cuando se dirigían a comprobar por qué no funcionaba la caldera, según indicó Osalan en el informe realizado. El fallecimiento se produjo en algún momen- to de la noche del martes, cuando el trabajador se desplomó.

La muerte de R.C.M. eleva a 28 la cifra de trabajadores muertos en Euskal Herria mientras desempeñaban sus tareas y ahonda en una realidad que, en la última quincena, ha mostrado su vertiente más dura, ya que en este periodo se ha conocido la muerte de seis asalariados.

La protesta de los trabajadores del Hospital de Cruces se produce un día después de otra realizada en Bedia en la que se denunciaron las condiciones de trabajo que «nos matan».

La denuncia de la precariedad y la demanda de responsabilidades han sido una constante de los sindicatos y a lo largo de estos días han cobrado más fuerza. Han subrayado, así, que los siniestros mortales en los centros de trabajo no obedecen a la casualidad, sino que responden a «las condiciones de trabajo y a la precariedad».