Crónica Visita a la Su eskola de Ordizia
Experimentar situaciones para reaccionar a tiempo y adecuadamente
Más vale prevenir que luego lamentar». Ésa es una de las máximas más repetidas entre los trabajadores de los equipos de emergencia. Sin embargo, tan importante co-mo eso resulta saber reaccionar ante las situa- ciones de peligro con las que nos podemos encontrar. Precisamente ésa es una de las funciones de la Su Eskola de Ordizia.
Maider EIZMENDI
Su característica arquitectura y su color han llamado la atención a muchos de los conductores que transcurren habitualmente por la N-I a su paso por Ordizia. La Su Eskola fue inaugurada en noviembre de 2006, pero en los últimos días ha dado un salto cualitativo y ha abierto sus puertas a la ciudadanía, tanto a los profesionales como a los que no lo son; en definitiva, a todas aquellas personas que quieren conocer in situ las técnicas a aplicar ante los incendios. Los representantes de la Diputación Foral de Gipuzkoa afirmaron que el objetivo es formar a un total de 4.000 personas durante este año.
Además de las clases teóricas en las que los aprendices reciben los conceptos básicos acerca del fuego, los participantes en los cursos tienen la ocasión de extinguirlos en situaciones que se asemejan «con la máxima fidelidad» a la realidad. Para ello, el centro dispone de tres edificios. En uno de ellos, el logísti-co, se emplazan las oficinas, las aulas de clases prácticas o la sa-la de control. Desde esta últi- ma se controlan todas aulas del centro -su temperatura, las luces, el humo...-, así como prender y extinguir el fuego, si bien el instructor que accede a los escenarios también maneja mediante un mando la situación a simular.
Las salas más interesantes pa-ra los aprendices son sin duda aquellas en las que tienen ocasión de poner a prueba lo aprendido: las de instrucción. Existen dos variantes, las de gas natural y las de gasóleo. Según explicó el responsable del Servicio Foral de Bomberos, José Luis Ugarte, en el caso del gasóleo los incendios resultan más complicados y los experimentan en menor proporción, entre otras razones porque son más sucios.
En el edificio de instrucción con gas natural, como si de una vivienda se tratase, tienen simuladas una cocina, un dormitorio con literas, un dormitorio de matrimonio, una sala, un garaje con un coche o un aula con armario en que se halla un cuadro eléctrico.
Es el instructor el que mediante un mando acciona el fuego. Un segundo después, las llamas se hacen con los enseres del habitáculo y el calor con la habitación; la temperatura asciende de manera espectacular. En poco tiempo el calor se hace insoportable y agacharse resulta imprescindible. Tal y como explicó Ugarte, el calor se concentra en la parte superior del habitáculo, por lo que «cuando se produce un incendio es aconsejable que se salga a gatas».
«Extintores en mano»
Fueron los trabajadores de una empresa de Olaberria que ayer se encontraban en el centro quienes hicieron una demostración práctica de cómo se extingue un incendio. En un garaje y con un vehículo en llamas, se introdujeron extintor en mano dispuestos a apagar el fuego.
Tal y como les explicó el instructor antes de acceder al garaje, el primer paso es quitar la anilla de seguridad y después comprobar que el extintor funciona de manera adecuada, para que no se vean en dificultades una vez se encuentren frente a frente ante las llamas.
Uno a uno los alumnos se dirigieron al vehículo. Algunos con más precisión que otros, dirigieron la boquilla a la base del fuego y accionaron el extintor. Pudieron comprobar lo importante que es cerciorarse de que el fuego está totalmente apagado antes de alejarse de él, puesto que alguno que otro se tuvo que volver por segunda vez para rematar el trabajo.
Para trabajadores de empresa que requieren de conocimientos básicos por su actividad, para bomberos con experiencia que precisan de cursos de reciclaje, para aprendices que quieren formar parte de cuerpos de bomberos... La escuela también está abierta para aquellos colectivos y personas que deseen tener nociones elementales en la extinción de fuegos; y es que una de las características de la escuela es su flexibilidad. «En un mismo aula se puede dar una clase práctica muy simple, pero al mismo tiempo se puede presentar un situación muy complicada». Para ello, juegan con factores como la visibilidad, el humo o la accesibilidad.
Los conocimientos que se adquieren pueden resultar básicos para ganar tiempo. Sin embargo, alertan desde la escuela que es primordial dar aviso inmediatamente a los servicios de emergencia cuando nos veamos ante un incendio para contar con la ayuda de los profesionales.