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Belen Martinez Analista social

Violencias sexistas: entre distorsión y consenso

Continúa estableciéndose el vínculo entre atributos culturales y físicos supuestamente masculinos que contribuyen al mantenimiento del mito del hombre protector y proveedor de seguridad

Es probable que Sylvina nunca oyera hablar de Valérie. Seguro que Valérie tampoco tuvo la oportunidad de conocer a Sylvina, sus proyectos y avatares. Desgraciadamente, Sylvina Jannette Bassari fue asesinada por el hombre al que había denunciado en seis ocasiones, por incumplimiento de una orden de alejamiento. El mismo que segó la vida de quien era su actual compañero.

Desde hace unos meses, Valérie Garbani, dirigente socialista de Neuchâtel (Suiza), está protagonizando situaciones poco comprensibles y bastante desagradables. Garbani tiene problemas graves con el alcohol, consume antidepresivos y otros medicamentos para curar la psoriasis. Últimamente, su vida personal, laboral y social es un «desastre», y cada día se deteriora un poco más: absentismo laboral, incapacidad para la gestión normalizada de los asuntos de los que debe ocuparse, escándalos de madrugada, noches interminables deambulando por los bares, intervención policial, violencia verbal, etc. Parece ser que personas que la conocen, miembros de su partido, la mayoría, tenían conocimiento de lo que le estaba ocurriendo.

No sé cómo fue la vida de Sylvina. De joven, Valérie admiraba a Rosa Luxemburgo y destacaba por su activismo social: apoyo a personas sin papeles y otros colectivos. Desde finales de los noventa, Garbani ha desarrollado su carrera profesional y política asumiendo numerosas responsabilidades. La pasada semana Valérie, en una entrevista concedida al diario «Le Temps», señalaba que había que contextualizar todo eso de lo que se le está acusando (escándalo público, desinterés por los asuntos públicos...). Y confesaba: «He sufrido varios episodios de violencia doméstica». Además, expresaba sus deseos: descansar, recuperarse, «arreglar» sus problemas personales y presentarse a las elecciones del próximo 27 de abril, si su partido la respalda y la población le otorga su confianza.

El fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, José Martínez Jiménez, declaró que Sylvina tenía «el suficiente grado de protección porque convivía con una persona que era militar y, además, con más grado que su acosador».

De las declaraciones del fiscal y las palabras de Valérie, se pueden extraer algunas conclusiones: Por un lado, aún persisten las dificultades a la hora de nombrar y conceptualizar la violencia sexista («problemas personales») y de detectar situaciones de violencia. Es preciso analizar la correlación entre el grado de exposición a esa violencia y la adopción de comportamientos adictivos de riesgo, como el consumo de alcohol y otras sustancias, por parte de las mujeres que viven esa situación. Por otro, continúa estableciéndose el vínculo entre atributos culturales y físicos supuestamente masculinos que contribuyen al mantenimiento del mito del hombre protector y proveedor de seguridad y, consecuentemente, de la mujer indefensa que necesita la protección de un varón. La distorsión de algunos mensajes dificulta, todavía más, el consenso.

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