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Unidos por la rehabilitación

«Cosas que perdimos en el fuego»

El inglés Sam Mendes, un cineasta consagrado en Hollywood, es el encargado de apadrinar a la danesa Susanne Bier en su debut en el cine norteamericano. Como productor de «Cosas que perdimos en el fuego», ha puesto en sus manos un reparto estelar que encabezan los oscarizados Halle Berry y Benicio del Toro, quienes forman una pareja inusual que, por una vez, no está condenada a la obligada historia de amor y puede explorar otro tipo de sentimientos.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

La semana pasada Isabel Coixet estrenaba su primera película hecha en Hollywood, y en esta le toca el turno a otra realizadora europea, a una danesa. Susanne Bier también tiene mucho que aportar a una industria siempre necesitada de energía renovadora y de ideas foráneas, porque es una autora con un don especial para el drama. Posee un sexto sentido para dotar de realismo a guiones extremos que en otras manos resultarían inverosímiles, gracias a un estilo naturalista de la dirección interpretativa, basado en un retrato muy físico de los personajes. No deja de ser una buena influencia para el típico reparto estelar del cine norteamericano, pues incluso a los nombres oscarizados, como son en «Cosas que perdimos en el fuego» Halle Berry y Benicio del Toro, les cuesta encontrar películas en las que poder dar vida a seres de carne y hueso. El reconocimiento como responsable de interpretaciones sólidas se lo debe Susanne Bier al Zinemaldia donostiarra, que otorgó sendas Conchas de Plata a la actriz Connie Nielsen y al actor Ulrich Thomsen como protagonistas de «Hermanos» (2004). Los derechos de esta realización, al igual que los de la anterior «Te quiero para siempre» (2002), fueron comprados por estudios de Hollywood para hacer sendos remakes. Pero el título que le ha dado a la nórdica el pasaporte definitivo hacia la meca del cine ha sido «Después de la boda», a consecuencia de su nominación al Óscar de Mejor Película de Habla No Inglesa. Por suerte, ella no tendrá que hacer versiones en inglés de sus propias películas danesas, como le ha ocurrido al austriaco Michael Haneke con «Funny Games», sino que ha encontrado un buen material original para debutar con plenas garantías de calidad en el mercado comercialmente más exigente.

Cuestiones existenciales

Cuando me refiero a la bondad de guión lo hago en función de sus posibilidades, ya que en realidad se trata de lo primero que ha escrito profesionalmente Allan Loeb, quien con posterioridad se ha ocupado por encargo de «21: Blackjack», todavía en cartelera. El argumento de «Cosas que perdimos en el fuego», visto de una manera superficial, no dista demasiado de los melodramones que ofrecen las telemovies de sobremesa. Sin embargo, manejado con la sensibilidad adecuada se presta a ahondar en cuestiones importantes. Además, hay un tema central muy potente, como la rehabilitación en su contenido más amplio. Los protagonistas de la película tratan de rehacerse o rehabilitarse física y moralmente, partiendo de la pregunta de si es posible seguir viviendo cuando el amor se acaba de golpe. La joven viuda encarnada por Halle Berry debe afrontar la pérdida del hombre con el que compartía su vida, tras una muerte violenta de las que dejan cicatrices difíciles de curar. Se ve incapaz de salir adelante sola, con los dos hijos del matrimonio a su cargo, por lo que se acerca de un modo instintivo al mejor amigo de su difunto marido. El sujeto en cuestión, reconocible bajo el aspecto más descuidado de Benicio del Toro, es un drogadicto que, en principio, más que servirle de ayuda podría acarrearle problemas añadidos a su ya de por sí delicada situación.

La originalidad del guión de Loeb radica en que la relación de ambos no desemboca en la consabida historia de amor, gracias a que los dos son tratados como si fueran la misma persona, identificados y unidos por un dolor común. Lo que comparten es una misma lucha por la supervivencia emocional, ya que a él la familiaridad con los pequeños y su madre le servirá para responsabilizarse e intentar superar la adicción, aunque no pueda conseguirlo por completo. En definitiva, su papel es el de huésped, porque ocupa el garaje, parte de la casa que fue rehabilitada tras sufrir el incendio al que alude el título.

Estreno

Título original:

«Things We Lost in the Fire».

Dirección: Susanne Bier

Guión: Allan Loeb.

Producción: Sam Mendes y Sam Mercer.

Fotografía: Tom Stern.

Música: Johan Sodergvist y Gustavo Santaolalla

Intérpretes: Halle Berry, Benicio del Toro, David Duchovny, Alison Lohman, Omar Benson Miller, Alexis Llewellyn.

País: EE.UU., 2007.

Duración: 119 minutos.

Género: Drama existencial.

EMOCIONES

Susanne Bier dice que le atrae la historia, porque «no es una película con mensaje. Odio las películas con mensaje. Pero me gustan los filmes con contenido, y me gustan las historias que, a pesar de su aparente sencillez, permanecen después de haber visto la película y dan pie a largas conversaciones».

Susanne Bier: Embajadora de Dogma

Susanne Bier se dio a conocer internacionalmente dentro del movimiento Dogma, bajo cuyas reglas rodó «Te quiero para siempre», tomándose alguna que otra licencia. Ni si quiera el propio Lars Von Trier se ha sujetado a la letra de aquel manifiesto que, no obstante, ha servido para lanzar a realizadores daneses que, de otro modo, seguirían en el anonimato. En la parte que le toca a Susanne Bier, aún hoy se puede observar en su cine la influencia estilística del Dogma, como un sello o denominación de origen que le ha venido bien en Hollywood para distinguirse del resto de la masificada producción. M.I.

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