Raimundo Fitero
Piratas
El incidente por el que atraviesa el pesquero Playa de Bakio nos coloca ante una realidad incuestionable que tiene todos los elementos para considerarse como algo que necesita la atención del mundo entero, que no se puede solucionar todo a base de mandar efectivos policiales y militares y que no es suficiente con atrincherarse en las palabras vacuas, porque no por llamar piratas a quienes hacen los secuestros, la situación varía a mejor, ni para los secuestrados, ni para los habitantes de esa parte de la Tierra. África es un polvorín, y Somalia un avispero. La guerra se disfraza de muchas maneras.
Uno se solidariza por educación, proximidad y hasta por paisanaje, pero todos los síntomas nos advierten de que algo está a punto de suceder, si no está sucediendo ya, y que no podemos seguir mirando a los lados como si no fuera el asunto con nosotros. Simultáneamente, en el mismo informativo se nos comunica que los grandes supermercados norteamericanos están limitando la venta de arroz a sus clientes. Solamente pueden comprar nueve kilos a la vez, y el motivo es la escasez. ¿Falta arroz en los EE.UU.? En la misma información confirman que se trata de un movimiento especulativo, que hay quienes están almacenando el arroz para que suba de precio y sacarlo a la venta. ¿Cómo llamamos a estos ciudadanos honrados que se enriquecen con el hambre de los desfavorecidos de la Tierra? ¿Inversores, previsores, próceres, almacenistas, distribuidores? Yo les llamaría, para no mencionar a sus santas madres, y con muchas reticencias: piratas. Obviamente, pidiendo perdón a los piratas.
Todos los datos apuntan a que algunos están provocando una crisis mundial, encareciendo las materias primas esenciales para la supervivencia, lo que puede derivar en una gran hambruna y quizás, aunque esto es meramente una esperanza melancólica, la respuesta de los parias para acabar con su situación, es decir reclamando lo que les pertenece porque no hay mayor violencia que la que se ejerce sobre ellos, sus tierras, sus mares, sus recursos. ¿Jugamos a piratas, a esquilmadores de los mares, a inmobiliarios o simplemente a la bolsa? Sí, a ti te digo.