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Polemica en el PNV

Urkullu da la puntilla al tripartito y corteja a un PSOE que le ignora

El tripartito que gobierna en Lakua parece ya herido de muerte. El miércoles fue el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, quien dijo que la fórmula, como los yogures, había caducado. Ayer el presidente del EBB le puso el sello de oficial a esa idea, acusando además a sus socios -EA y EB- de haber «cuestionado» el modelo. El PNV busca ya sin ningún disimulo un gran acuerdo con el PSOE, pero este partido insiste en ignorarle, al menos por el momento.

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Iñaki IRIONDO | GASTEIZ

¿Hace falta algo más para certificar la grave crisis que atraviesa el tripartito? Primero, el diputado general del territorio más habitado y económicamente más potente de la CAV afirma que «los números no dan y los comportamientos son los que son. Mi opinión es que este tripartito está agotado. Ha tenido su momento, pero como todo en esta vida y los yogures también, caduca». Y al día siguiente, de buena mañana, todavía a la hora del desayuno, el presidente del partido mayoritario de la asociación remata desde Madrid preguntándose «por qué se escan- daliza la opinión pública con estas palabras», si han sido EA y EB quienes han «cuestionado» la fórmula.

¿Y qué dice el lehendakari, máxima autoridad de la coalición de gobierno tan seriamente cuestionada y miembro del mismo partido que José Luis Bilbao e Iñigo Urkullu? Nada. Es la portavoz del Gobierno, Miren Azkarate -a la que ya el viernes pasado el PNV cuestionó unas de- claraciones-, la que responde que «la realidad nos demuestra todos los días que este Gobierno tripartito no está agotado. Es un tripartito que sigue trabajando, tiene un plan de gobierno y sigue trayendo bienestar y prosperidad a este país».

Por lo que se ve, atrás quedan ya reacciones más enérgicas e ideológicamente más comprometidas como la que Juan José Ibarretxe tuvo en Turtzios, en junio de 2006, cuando el tripartito estaba siendo también cuestionado en función de los movimientos de los socios tras las elecciones municipales y forales. El lehendakari afirmó entonces que «este Gobierno no sólo va a liderar el país durante los próximos dos años. Yo estoy convencido de que lo va a liderar también después de 2009. Es la apuesta más centrada que se ha hecho en los últimos años. Somos la columna vertebral del país. Y lo somos porque, frente a las posiciones de las orillas, suponemos el cauce central».

El PNV culpa a sus socios

Iñigo Urkullu tenía programado ayer uno de esos solemnes «desayunos informativos» en Madrid. Si alguien esperaba que pudiera corregir o matizar las apreciaciones que la víspera había hecho José Luis Bilbao sobre el agotamiento del tripartito, al menos para hacer más llevaderos los pocos meses que quedan de legislatura, no fue así. Es más: hurgó en la herida.

Según relata Europa Press, organizadora del acto, Urkullu se preguntó de qué se extrañaba la gente y añadió que «de la actitud de los socios del Gobierno tripartito se evidencia que no parece que haya una especial voluntad de relación con el PNV». Recordando la configuración de ayuntamientos y diputaciones, acusó a EA de haber buscado al PSE antes que al PNV en Gipuzkoa tras las elecciones municipales y forales de 2007, y a EB le acusó de haber entrado «en una dinámica» con el PP y el PSE en las Juntas Generales de Bizkaia, también después de aquellos comicios y de intentar un pacto con los socialistas en el caso de Araba.

Respecto a EA, señaló que el PNV le ha propuesto «reflexionar» sobre el coste electoral de la escisión de ambas formaciones, que tienen en común «mucho que nos puede unir», pero que como respuesta escucha «recurrentemente adjetivos descalificativos del PNV».

Urkullu tranquiliza a Madrid

El segundo punto polémico de las declaraciones del diputado general de Bizkaia fue su apuesta por un acuerdo de fondo entre «el mundo socialista y el mundo nacionalista democrático», que después podría tener una concreción de acuerdos de gobierno. También Iñigo Urkullu coincidió en este aspecto. El presidente del EBB destacó la bondad de dicho esquema. Insistió en que el acuerdo debe versar sobre «cuestiones estructurales básicas». «Lo demás lo dirán los resultados de las elecciones autonómicas», precisó.

Urkullu insistió en que el PNV está esperando todavía la respuesta de José Luis Rodríguez Zapatero a su propuesta para «convivir sin imposiciones» con el Estado. Aseguró que desde que estuvo reunido con José Blanco y Alfredo Pérez Rubalcaba antes de la investidura no ha recibido «señales». En su opinión, el PSOE está «en una borrachera victoriosa» y haciendo «las cuentas de la lechera» para las autonómicas.

Si no hay acuerdo, advirtió en en el terreno electoral, el PNV irá con todas las armas y puede producirse «un choque de locomotoras». Y en lo que afecta a la «hoja de ruta» del lehendakari, Urkullu quiso tranquilizar a su auditorio de Madrid asegurando que «el PNV tampoco va a plantear ninguna aventura, ni ninguna barbaridad», enfatizó. «Estén tranquilos», apostilló.

Pero las llamadas al acuerdo al PSOE no encuentran receptividad. Patxi López dice que hay que hablar con el PSE y no con Zapatero, mientras Odón Elorza apuesta por acuerdos con EB y Aralar, porque los pactos con el PNV «son cosa del pasado. Hay que abrir las ventanas y que entre aire fresco».

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