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El TS dicta penas leves contra jóvenes a los que se llegaron a pedir 56 años

El denominado 8/97 es posiblemente el mayor proceso relativo a la «kale borroka»: hace más de una década conllevó la detención de decenas de jóvenes navarros, de los que 26 fueron procesados con una petición fiscal cercana a los 600 años. Tras un largo recorrido judicial, el Tribunal Supremo ha admitido parcialmente los recursos de las defensas y ha dictado condenas que en ningún caso superan los dos años de cárcel. A algunos se les llegaron a pedir 56.

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Ramón SOLA |

El fiscal pedía hace casi una década 56 años contra la joven de Iruñea Arantza Rus. En la primavera del pasado año, ella y otras once personas se sentaron finalmente en el banquillo de la Audiencia Nacional, en un juicio en el que la Fiscalía le redujo la petición a 19 años. Luego, la sentencia rebajó la condena a seis en concepto de «incendio» y «lesiones» (en el camino se había quedado la acusación inicial de «terrorismo»). Y ahora, el Tribunal Supremo la ha absuelto.

El proceso 8/97, que deparó una cascada de detenciones de jóvenes navarros entre los años 1995 y 1996, se salda finalmente con absoluciones o con condenas menores. Tras la admisión parcial de los recursos de la defensa, el Tribunal Supremo acaba de decretar que Arantza Rus queda absuelta; que a Koldo Nicolás, Karlos Montoia y David Abarzuza se les imponen condenas de un año; y que en el caso de Jon Pablo Montoia, la pena queda en cuatro meses. Todo ello por el concepto de «daños», que no se corresponde ni con la acusación anterior, ni con los meses que pasaron en prisión muchos de ellos, ni con la decisión de juzgar su caso en la Audiencia Nacional española.

Una redada «aleccionadora»

Desde que se produjo aquella interminable operación policial, que permaneció abierta durante casi seis meses y estuvo complementada con abundante literatura mediática, el movimiento pro-amnistía denunció en reiteradas ocasiones que el objetivo real había sido tratar de dar una «respuesta aleccionadora» frente a la kale borroka, en un tiempo en el que se manifestaba con especial virulencia en Iruñea. De hecho, en aquellos meses se pudo conocer, por ejemplo, que un nuevo contingente policial de cien agentes especializados había arribado a la comisaría de la calle General Chinchilla.

La operación policial se basó sobre todo en declaraciones realizadas en comisaría por menores de edad, de modo que cada arresto provocada nuevas detenciones. «Se llevaron cuadrillas enteras», recordaban los afectados hace ahora un año, en vísperas del inicio de la vista oral en Madrid. Un detalle significativo fue la detención de once jóvenes de Atarrabia que acu- dían juntos al Juzgado para declarar voluntariamente, pero a los que las FSE detuvieron en el camino para llevarlos a comisaría acto seguido.

Eran también los meses en los que el entonces consejero de Interior de Lakua, Juan María Atutxa, admitió que los «grupos Y» no dejaban de ser una etiqueta. Y en los que Gurasoak denunció que un policía destinado en Iruñea había revelado que se les reclamaban al menos diez detenciones por semana.

Los jóvenes ahora exculpados o condenados a penas leves no han dejado de recibir muestras de apoyo en todo este tiempo. A modo de ejemplo, con motivo del juicio hace año y medio se celebró en Iruñea una manifestación que contó con apoyo de las peñas sanfermineras, sindicatos como LAB, ESK y STEE-EILAS y otros colectivos sociales.

Irasola eta Ibeas aske, lehenak tratu txarrak salatu ondoren

Joan den ostiralean Polizia espainolak Errenterian, Oiartzunen eta Lezon egin zituen atxiloketei jarraiki, astearte goizaldean atxilotu zituzten Iker Iraola eta Gaizka Ibeas gazteak aske gelditu ziren atzo Fernando Grande-Marlaska epailearen aurretik igaro ostean. Iraolak tratu txarrak pairatu dituela jakinarazi zion. Ibeasi, ostera, Iraolari ez bezala, 6.000 euroko fidantza ezarri zion epaileak. Epailearen aurrean akusazio guztiak ukatu dituzten arren, bi gazteoi «suntsiketa eta kalte terroristak» leporatzen dizkietela erantsi dute.

Askatasunak aditzera eman zuenez, bi gazteok euren aurkako akusazio guztiak ukatu zituzten, eta lehenbizikoak, Iraolak, epailearen aurrean tratu txarrak sufritu dituela salatu zuen. Hala nola, «neskalaguna atxilotuko zutela mehatxu egin diotela, buruan kolpe ugari eman dizkiotela, flexioak egitera behartu dutela eta inkomunikaturik egon den denboran, oro har, mehatxu eta presio asko jaso dituela salatu du». Berea ez da izan publiko egin den tratu txarren salaketa bakarra. Aurretik bost egunez inkomunikaturik eduki dituzten gazteek ere polizikideek etengabe kolpatu zituztela salatu dute, ariketa fisikoak egitera behartu zituztela, eta euren senideak atxilotzeko mehatxuak egin zizkietela, horretarako agiriak erakustera iritsi zirelarik.

Nabarmentzekoa da Iriarte eta Lujanbioren kasua. Egun, bikote direla jakinik, poliziek ispilu batek banatzen zituen geletara eraman zituzten: Lujanbiori galderak egiten zizkioten poliziakideek eta euren «gustukoak» ez ziren erantzunak jasoz gero, Iriarte pixkanaka biluzten zutela salatu du Askatasunak.

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