Ni los hinchas más enfervorizados esperaban tal progresión. El R-28 pilotado por Fernando Alonso sorprendió a propios y extraños logrando colarse en la primera línea de la parrilla de salida del Gran Premio de España, que se disputa este mediodía (14.00, Tele5) en el circuito de Montmeló.

Se daba por hecho que, tras el mediocre arranque de temporada, Renault aprovechara el parón de tres semanas transcurridas desde Barhein para tratar de introducir mejoras en un monoplaza que no sólo estaba a años luz de Ferrari y McLaren, sino que tampoco era capaz de seguir la estela de otros equipos como BMW.

Pero también era lógico pensar que las demás escuderías no permanecerían con los brazos cruzados. Unos mejoran, otros mejoran, las diferencias se mantienen. No ha sido así, por ahora. Falta la carrera, la que da y quita, pero las dos primeras jornadas han demostrado que el asturiano no está dispuesto a conformarse con ejercer de comparsa.

Al margen de filias y fobias, el bicampeón mundial es uno de los grandes. El único capaz de superarle durante la sesión clasificatoria fue el finés de Ferrari Kimi Raikkonen. Lo hizo por 91 milésimas. Ambos lucharán por llegar como líder a la primera curva. El de Renault, que al parecer saldrá con menos litros de combustible, tratará de abrir huecos antes de su primera parada en boxes.

El tercer puesto fue para el otro bólido rojo de la escudería de Maranello. Felipe Massa ganó el año pasado en este circuito y viene de hacerse con la victoria en Barhein. Los dos de delante deberán vigilar sus retrovisores, porque junto al brasileño saldrá en la segunda línea el polaco Robert Kubica (BMW), un piloto en clara progresión ascendente.

La cruz de la sesión tuvo un nombre propio: McLaren. Las flechas plateadas compartirán tercera línea, con Hamilton quinto y Kovalainen sexto. Escaso bagaje para el campeón mundial de constructores. Tampoco fue el día de Nick Heidfeld -compañero de Kubica y segundo en la general-, que sólo pudo obtener la novena plaza.