``Navarra y Vascongadas (1917-1919). Reivindicaciones autonómicas y reintegración foral'' es el título del último libro, presentada ayer, que forma parte de las obras completas de José María Jimeno Jurio. Este ejemplar está compuesto por los artículos redactados por el fallecido historiador navarro en la revista ``Punto y Hora de Euskal Herria'' y fue presentado ayer en Donostia de la mano de su hijo, Roldán Jimeno, Julián Eizmendi -presidente de Udalbide- e Idoia Estornés, encargada de la realización del prólogo.

Jimeno detalló que estos artículos fueron elaborados en el momento que «se estaba construyendo el Estado de las autonomías», por lo que defendió que Jimeno Jurio se marcó el objetivo de dar a conocer los antecedentes históricos para «no caer en los mismos errores».

En la comparecencia, Jimeno entresacó un fragmento de la obra para ilustrar el pensamiento de Jimeno Jurio sobre aquellos años de 1917-1919 en los que la Diputación navarra se negó a apoyar una acción común con las de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa: «Si exceptuamos julio de 1936, creo que en toda la historia del reino, ni en la contemporánea y ni en la provincia, existe un momento tan infausto para el pueblo navarro... El monumento a la independencia foral había quedado vacío de contenido, destrozado en su significación más radical. Los poderosos habían vencido, Navarra no se relacionaría con Vascongadas; tampoco lograría su propia reintegración foral. Fue el preámbulo de lo que ocurriría catorce años más tarde, cuando los de siempre impidan la libre incorporación de Navarra a su contexto cultural y económico mediante el Estatuto Vasco. Los navarros no aprendemos la lección», añadió.

El historiador navarro destacó que su padre,a través del análisis de los procesos 1917-1919 y de los de 1931-1932, pretendía reclamar la «reintegración foral plena y adaptar los fueros al nuevo modelo autonómico que se estaba gestando en esos momentos». A su juicio, en 1977-1978, la historia se volvió a repetir por tercera vez y volvió a tener el mismo resultado.

Idoia Estornés agradeció la oportunidad de escribir el prólogo de esta obra y abogó por lograr «una masa homogénea de consenso» entre los abertzales.