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Crónica | Presente y futuro de Alemania

Un muro invisible divide aún a Berlín casi veinte años después

El Muro que dividía Berlín y Alemania cayó hace casi veinte años pero una línea invisible perdura entre el este y el oeste de la capital germana, como ha quedado patente en el referéndum sobre el histórico aeropuerto de Tempelhof: Berlín Occidental votó por su mantenimiento, la parte oriental por su clausura definitiva.

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Audrey KAUFFMANN Berlín

Los partidarios del mantenimiento del aeropuerto perdieron el referéndum del domingo por falta de quorum de votantes. El mapa del voto publicado en los diarios ayer es prácticamente un calco del trazado del Muro de Berlín hasta 1989.

Los habitantes del oeste fueron movilizados sin éxito el domingo para ir a las urnas y mostrar su adhesión al «símbolo del puente aéreo aliado» que permitió en 1948-1949 avituallar a cientos de miles de berlineses sometidos a un bloqueo por parte de la Unión Soviética en plena Guerra Fría.

Pero en los barrios del este, los electores votaron contra el mantenimiento el aeropuerto en una proporción del 60% de los que acudieron a votar.

«La cuestión de la partición se creía superada, pero la campaña del referéndum la ha reabierto», editorializaba ayer el diario «Tagesspiegel», que añade que «la mayor parte de los berlineses del Este consideran Tempelhof como un viejo símbolo occidental que les resulta extraño». Extraño y un verdadero monumento de la arquitectura nazi.

Antiguo, pequeño y obsoleto

Esta última tentativa para «salvar» Tempelhof por los partidarios del aeropuerto, en pleno centro de la ciudad, les salió rana. Sólo el 34% de los ciudadanos acudió a las urnas y el 20,7% votó a favor de la propuesta, defendida por la derecha. Se precisaba el apoyo del 25%.

La izquierda y el alcalde de la ciudad-estado, Klaus Wowereit (SPD), abogaban por el cierre de un aeropuerto -abierto en 1923 y que era el más antiguo del mundo en funcionamiento- con claros ribetes clasistas y que dejaba unas pérdidas anuales de 70 millones de euros.

El resultado del referéndum refleja en buena medida las diferencias de mentalidad y convicciones entre el Este y el Oeste. Un hecho comprobado y que trae de cabeza a los responsables políticos y sus esfuerzos, desde la «Reunificación» por uniformizar la ciudad.

En Berlín, los más ricos siguen viviendo en la parte occidental y los más pobres, mayoritariamente en la oriental, con excepción de las familias de origen inmigrante, que optan por establecerse en el oeste.

La mejores escuelas están en el oeste, las peores en el este. Es la parte oriental la que tiene la mayor proporción de parados y de receptores de ayuda social, sobre todo en los barrios donde se concentran las líneas de edificios heredadas de la RDA.

El corazón de moda de la capital es una isla aparte. Los barrios de Prenzlauer Berg y Mitte, pese a estar situados en Berlín Oriental, se han convertido en los más caros y privativos de la ciudad. Las reformas de sus inmuebles desde 1990 los han convertido en apetecibles para una clientela adinerada y mayoritariamente no berlinesa.

El 9 de noviembre de 2009 Alemania festejará con gran pompa los veinte años de la caída del Muro. Pero muchos esperan aún los «paisajes florecientes» que prometió Helmut Kohl con la «Reunificación».

Las fricciones entre wessis y ossis son frecuentes y se acumulan los agravios de estos últimos. A modo de ejemplo, los ossis llevan quince años de lucha intentando salvar el Palacio de la República, una construcción al puro estilo soviético.

 

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