Iñaki Lekuona Periodista
Y los ricos son más ricos
Torturar para vejar y humillar a una persona no es ético ni legal ni nada, pero, oiga, si es para sacar información relevante a un sospechoso de terrorismo, ahí la cosa cambia, que ya no hablamos de tortura sino de técnica legítima de interrogatorio. Se lo ha explicado tal que así la administración Bush a congresistas y senadores norteamericanos. Cómo mola el país de la libertad, que tan desinteresadamente tanto arrojo ha derrochado para llevar tanta democracia, su democracia, a tantos lugares del mundo.
Un mundo que se revuelve en una de esas crisis cíclicas -desajustes del mercado dirán- que van a reanimar la peste del hambre allí donde desfallecía. Al hecho de que suban los cereales le llaman crisis alimentaria y nada tiene que ver el sistema capitalista. Es un fenómeno casi natural como el ciclón que tal día como hoy, hace 17 años, arrasó Bangladesh para llevarse consigo cerca de 145.000 almas, el 0,1% de su población. Hoy, este país, símbolo de la pobreza, se enfrenta a otro ciclón mortal, el del hambre. Y todo porque, según la prensa, los países exportadores de productos básicos como el arroz han decidido echar el cerrojo para controlar su inflación. ¿Y qué dice a todo esto el FMI? «Instamos a nuestros miembros que son exportadores de alimentos a que eviten causar trastornos en los mercados mundiales, como mediante las restricciones a la exportación de alimentos, y que mantengan los incentivos para la producción nacional». Viva el libre mercado controlado al antojo del primer mundo proteccionista. Afirma el Royal United Services Institute que esta crisis acabará provocando nuevas guerras. Lo que no dice es que en medio de esta mierda los ricos son todavía más ricos. En Gran Bretaña, según el «Sunday Times», las 1.000 mayores fortunas son un 15% más millonarias con respecto al año pasado. Y eso a pesar de la crisis. O gracias a ella.
Y si para proteger este mundo hace falta invadir Irak y torturar, ¿quién va a detenerse en disquisiciones éticas? Los derechos humanos no cotizan en bolsa. Y tampoco pueden venderse como biocarburante. Lo extraño es que no haya muchas más guerras contra el mundo de los aún mucho más ricos.