Miles de personas se manifestaron ayer México D.F. para mostrar su oposición a la propuesta del Gobierno para reformar el sector de energía, que la izquierda ve como un intento velado de privatización de la industria petrolera, que según la Constitución debe ser estatal.

Los manifestantes, algunos vestidos con uniformes de obreros petroleros, rechazaron la propuesta, que busca una mayor inversión privada en el monopolio estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), portando pancartas con consignas como «Esto es un asalto», y con fotografías del presidente Felipe Calderón sosteniendo un surtidor de gasolina como si fuera una pistola.

México es el sexto productor mundial de petróleo y uno de los tres principales exportadores de crudo a EEUU, pero su producción y las reservas están cayendo debido a la falta inversiones y la utilización de Pemex por parte del Gobierno para obtener beneficios fiscales. La marcha recorrió el paseo de la Reforma y llegó al Zócalo, centro neurálgico de la capital, encabezada por el líder del PRD, Andrés Manuel López Obrador.

«La reforma que está proponiendo Calderón es una reforma privatizadora que nos va a arrebatar el recurso más valioso que tenemos los mexicanos», declaró desde la manifestación Luis Reyes, ex ingeniero del Instituto Mexicano del Petróleo.

Los partidos de izquierda mexicanos bloquearon este mes las tribunas del Congreso para impedir la discusión de esta reforma.