Valeri Karpin, de Zar en el terreno de juego a hombre de negocios y mecenas fuera de él
Hay quien lo llama el Abramovich gallego, pero él rechaza la comparación. «¡Ojalá me pareciera, pero me temo que lo único que tenemos en común es que los dos somos rusos», dice. Hace sólo tres años que jubiló sus botas y hoy es un exitoso hombre de negocios.
Después de ganar tres ligas y una copa rusa con el Spartak, fichó por la Real Sociedad (1994-1996/2002-2005) donde terminó su carrera tras vestir también la camiseta del Valencia (1996-1997) y Celta de Vigo (1997-2002). «En cada equipo con el que he jugado he vivido momentos muy especiales. El segundo puesto en la liga con la Real Sociedad, clasificarse para la Copa de la UEFA con el Celta, las ligas y la copa con Spartak... todos fueron éxitos», rememora para FIFA.com. «Me quedó pendiente lograr algún título internacional con la selección rusa, porque teníamos un buen equipo», lamenta quien tuvo el honor de marcar el primer gol de Rusia tras la desmembración de la URSS y participó en la Copa Mundial de la FIFA EEUU 1994 y la Eurocopa 2000.
Nacido en Estonia en 1969, Karpin asegura que jubilarse del fútbol no fue traumático porque había llegado su momento y tenía encarrilada su nueva vida con varias inversiones en el sector de la construcción. Empezó reformando un edificio en el centro de Vigo, donde hoy están las oficinas de Valery Karpin S.L.; luego se asoció con el defensa del Real Madrid Michel Salgado, ex compañero del Celta, para comprar todo un barrio deprimido de la ciudad.
«Ahora tenemos en marcha varios proyectos importantes para la ciudad. ¿Por qué aquí?... porque me gusta Vigo, la gente, el ambiente, aquí estuve 5 años seguidos y eché raíces. El entorno me enamoró y aquí están mis amigos», explica.
Inevitablemente, se declara preocupado como cualquier ciudadano por la crisis económica: «En los últimos años la economía española vivió una época dorada basándose en el sector inmobiliario, y ahora la caída de este sector repercutirá en todo el mundo. Es una crisis general», analiza.
Sus proyectos empresariales no son los únicos que benefician a la ciudad en la que ha decidido criar a sus dos hijas. Karpin se ha convertido en todo un mecenas del deporte. Financia un equipo ciclista y patrocina al equipo de voleibol de Vigo, el más antiguo del Estado español, al de rugby de la Universidad, y al nadador paraolímpico Chano Rodríguez. «Cada caso tiene sus motivos particulares. Pero sólo quiero ayudar, en la medida de lo posible, al deporte y a la gente. Es una forma de agradecer a esta ciudad todo lo que ha hecho por mí», dice con total sinceridad.
Colgar las botas
Reconoce que tras colgar las botas, pasó un año alejado del fútbol: «Casi ni veía partidos, porque estaba cansado del fútbol», admite. Una oferta para presentar un programa resumen de la liga española le hizo volver. «Ahora lo sigo, pero sin fanatismo, no dejo de hacer otras cosas por ver los partidos. Pero con el fútbol no he roto nunca, no podría. Lo sigo practicando con los veteranos; es imposible quitarse esa pasión de la sangre», asegura.
«El fútbol me ha dado todo lo que tengo económica y emocionalmente. Ha sido mi vida, pero como cualquier trabajo te quita tiempo para dedicarte a otras cosas. Aunque ahora tengo aún menos tiempo libre. Antes podía estar con mi familia casi todas las tardes pero me perdía los fines de semana. Ahora es al revés», sonríe.
Ese celo que ponía en su trabajo como futbolista lo hace extensivo a todas las facetas de su vida. De hecho, mientras sus empleados disfrutan de unos días de vacaciones, es el propio Karpin quien nos abre la puerta de su oficina en la que está resolviendo algunos asuntos. Los negocios, sin embargo, le han obligado a suavizar en parte ese fuerte carácter que sacaba sobre el césped. «Es diferente. En el campo compites noventa minutos de manera muy pasional. Pero la empresa no es un campo de batalla, hay que templarse mucho más, no es tan intensa».
Con una agenda repleta de citas y reuniones, Valeri Karpin todavía no se siente tentado de volver a vincularse al mundo de balón. «De momento no, tendría que aparecer un proyecto concreto interesante y entonces valoraría la situación». Por ahora, se centrará en fortalecer su prometedora carrera empresarial. Genio y figura, dentro del terreno de juego y fuera de él.