La obra «Gatas», una visión femenina de los acontecimientos históricos sucedidos en el Estado español en el siglo XX, llega a Bilbo de la mano del Teatro Arriaga. Adaptación de la pieza argentina «Porteñas», la obra se sitúa en la apertura de la aristocrática mansión de una de las protagonistas, Cayetana, a un grupo de mujeres que, pese a pertenecer a diferentes clases sociales, logrará mantener un estrecho vínculo que se irá fortaleciendo año tras año.

«Gatas», que se estrenó el pasado mes de enero en Tenerife, cuenta con un reparto exclusivamente femenino formado por Silvia Abascal, Rosario Pardo, Nieve de Medina, Ana Gracia, Paloma Gómez y Paloma Montero. Todas ellas, excepto Gracia, que no pudo acudir, presentaron ayer la obra a los medios, horas antes de levantarse el telón en el teatro bilbaino. «Esta obra habla mucho del modo de luchar femenino, mirando siempre hacia adelante, habla de no ser autodestructivo y de cómo, a veces, pesa más lo que une que lo que separa», aseguró Abascal.

La trama superpone cuestiones sociales, políticas y económicas que, a modo de flashes, sirven de telón de fondo sobre el que, pese a sus diferencias, «son capaces de sentarse, charlar y reflexionar. Creo que éste es un mensaje que llega a todo el mundo», apuntó Pardo.

«Gatas», cuya adaptación y dirección corren a cargo de Manuel González Gil y del actor y escritor Miguel Ángel Solá, bajo el asesoramiento del historiador Ángel León, plantea seis momentos históricos distintos que las protagonistas no quisieron desvelar. No obstante, aseguraron que la obra interesa «tanto a gente de 60 años como a personas más jóvenes» porque habla del pasado hasta llegar al presente. «Es una función que genera una rica tertulia en la cena», afirmó Abascal.

Emoción y risa

La evolución de los personajes, igualados en su feminidad, se distingue precisamente por la forma distinta de entender ésta. «Tienen ideologías distintas, ideas opuestas sobre la sexualidad, sobre la vida... pero apuestan por un entendimiento. Tal vez por ello -subrayaron- el espectador se emociona y ríe con la obra; la auténtica catarsis del teatro».