Los representantes de la mayoría prooccidental y de la oposición libanesa viajaron ayer a Doha con el objetivo de concretar el guión para salir de la última crisis, basándose en el acuerdo negociado in extremis por Qatar.

Tras varios días de enfrentamientos armados que provocaron un centenar de muertos y 200 heridos en Líbano, la mayoría parlamentaria prooccidental y la oposición liderada por Hizbullah aceptaron el jueves reanudar el diálogo para formar un Gobierno de unidad nacional.

Las dos partes aceptaron un acuerdo de seis puntos tras una mediación de la Liga Árabe que lideró Qatar en Beirut que busca poner fin a una crisis política que se prolonga ya 18 meses.

El emir de Qatar, el jeque Hamad ben Jalifa al-Thani, fue el encargado de abrir los debates en un hotel de Doha.

«Nos acercamos al milagro», titulaban ayer varios diarios libaneses, que, sin embargo, alertaban de los efectos desastrosos que tendría un eventual fracaso y el riesgo de que esta tregua no sea más que un paréntesis.

«El acuerdo roza el milagro, pero lo esencial es que se aplique estrictamente», estimaba «an-Nahar», cercano al Gobierno de Fouad Siniora.

Por tanto, pese al optimismo que suscitó el acuerdo, los partidarios del Gobierno consideran que han cedido frente al pujante movimiento Hizbullah, lo que ha provocado interrogantes sobre cuál es la verdadera correlación de fuerzas de los dos contendientes.

Ambas partes van a negociar la formación de un Gobierno de unidad nacional y la aprobación de una ley electoral para que se aplique en los comicios generales de 2009.

Una vez que se llegue a un acuerdo sobre estos puntos, el guión prevé que se levante el campamento que la oposición estableció en el centro de Beirut en noviembre de 2006 y que ha logrado paralizar la actividad cotidiana de la ciudad. Posteriormente, se procedería a la elección del jefe del Estado, que será el comandante en jefe del Ejército, el general cristiano Michel Sleimane.

Líbano se encuentra sin presidente de la República desde noviembre de 2007. El nombre del general Sleimane ha sido aprobado por todos, pero el Parlamento no ha sido capaz de reunirse para proceder a su nombramiento debido a la crisis política que padece el país y que estalló cuando Hizbullah y sus aliados reclamaron la formación de un Gobierno en el que pudieran ejercer el derecho a veto.

La adopción de medidas contra Hizbullah por parte de Siniora el 6 de mayo provocó los enfrentamientos armados más graves de la guerra de 1975-1990.

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