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Raimundo Fitero

El caso Telma

La verdad es que ha sido un impulso imparable, me sale la parodia de la película famosa, y como tuve a bien asistir al programa de Antena 3 «360 grados», en donde se estuvo hablando, largo, tendido, extendido, entendido y presentido sobre el asunto de la hermana de la periodista con diadema y su demanda judicial solicitando medidas preventivas contra cincuenta y siete medios de comunicación, me he sentido impelido a mostrar mi opinión al respecto, porque lo cierto es que ha tenido una repercusión mediática fuera de lo normal.

Mi primer descargo es reconocer que no conocía o reconocía a esta señora hasta este momento. La he visto con pamelas, con trajes largos, en ceremonias y festejos públicos, tan públicos como que corren a cargo del erario público. Es decir, no tiene ninguna culpa de que su hermana sea una ambiciosa, pero debe entender que si es la hermana, la cuñada, la nuera de príncipes y reyes, si es más que probable que al presentarse con su parentesco se encuentre con facilidades ordinarias, y hasta es posible que tenga protección o algo más por ser la hermana de, no por ser una joven que colabora con organizaciones no gubernamentales, pues algo debe pagar de su imagen e intimidad.

La imagen, el honor y la intimidad están protegidos por la ley, pero un ciudadano o ciudadana en cuanto adquiere protagonismo público, es famoso, por su trabajo o por su parentesco, empieza a hacerse más estrecho el territorio para proteger esos derechos. Y si, además, comete el grave error de pedir medidas preventivas, es decir, pedir censura y se mete contra todos los medios, está claro que a partir de este momento va a ser materia para el escarnio. O quizás, lo que pueda ser peor para ella, el olvido, la ignorancia. O la simple inquina, que se la fotografíe únicamente en actos no demasiado nobles. Bueno, pues a esta conclusión llego después de escuchar a muchos en contradicción pura, con una insoportable Pilar Rahola, un Antxon Urrusolo más listo que nadie, varios abogados argumentando con paciencia y una intervención surrealista por teléfono del abogado de Telma. Entonces entendimos el caso. Dinero.

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