Al margen de lo que ocurría en el salón de plenos, la atención de los medios al inicio de la mañana en el Parlamento de Gasteiz se centraba en las entradas y salidas que los representantes del PP hacían de su despacho.

María San Gil había retirado las dos interpelaciones al lehendakari -probablemente para no quedar expuesta a comentarios sobre su actuación en los últimos días- y se empeñaba en sonreír a las cámaras cuantas veces iba o volvía de las sucesivas votaciones.

El resto de los parlamentarios asemejaban los movimientos de las hormigas cuando algo importuna el hormiguero. Deambulaban por los pasillos y el recibidor de la Cámara en distin- tas direcciones, muchos de ellos con ese andar errante y entrecortado que acompaña a las conversaciones por móvil. En ocasiones dos se encontraban, conversaban brevemente y seguían cada uno por su camino, para volver a juntarse en otro punto con otro compañero o con algún periodista.

La víspera, los quince parlamentarios y parlamentarias del PP habían mantenido una larga reunión con su presidenta, María San Gil, y la mayoría de ellos le habían transmitido su malestar por los pasos que unilateralmente había dado a lo largo de la semana. Ayer las distintas fuentes no coincidían en si la correlación de fuerzas era 10 a 5, 9 a 6 u otra combinación que tomara en consideración un pequeño número de representantes que permanecieron callados. Pero lo que se admitía por todos es que fueron más las voces que criticaron a María San Gil que las que se alinearon incondicionalmente con ella.

En este ambiente, tan sólo el presidente del PP de Araba, Alfonso Alonso, y su secretario general, Iñaki Oyarzabal, se atrevieron a dar públicamente la cara ante los medios de comunicación. Ambos coincidieron en que la dirección del partido en este herrialde no considera conveniente la celebración de un congreso extraordinario y en la necesidad de hacer un esfuerzo para recomponer la unidad en un partido «en el que cabemos todos».

Aunque los llamamientos desde Araba se dirigen oficialmente tanto a María San Gil como a Mariano Rajoy, para que recompongan sus relaciones, resulta evidente que la destinataria real es la presidenta del PP en la CAV.

Decisión el lunes

La Junta Directiva del PP vasco, órgano competente para convocar un congreso, se reunirá el lunes en Donostia y será allí donde María San Gil haga oficial su propuesta de adelanto a julio. Según sus próximos, pese a todo lo que ha escuchado en los últimos días -incluida la conversación directa con Mariano Rajoy del miércoles-, la presidenta no tiene intención alguna de dar su brazo a torcer. Al igual que mantiene su pulso de no presentarse a la reelección si no recupera su confianza en el equipo de Rajoy.

Dirigentes populares ven con pesimismo y angustia el devenir del partido en los próximos meses. En menos de un año -si no se adelantan para octubre- hay elecciones autonómicas y el PP podría llegar a ellas no sólo tras una profunda crisis, sino teniendo que improvisar un candidato cuando hasta la fecha todos daban por hecho que sería María San Gil.