Trabajar desde casa, una fórmula en auge con muchas posibilidades no exenta de peligros
Trabajar desde casa es cada vez una práctica más extendida. Empresas y empleados resaltan las múltiples posibilidades que ofrece la fórmula, sobre todo para quien desea conciliar vida laboral y familiar. El aislamiento o el sedentarismo se cuentan entre los riesgos en un sector poco conocido por dentro y sin apenas sindicación.
N.G.
Se conoce como teletrabajo y describe una forma de trabajo a distancia -desde casa generalmente- a través de la utilización de tecnologías de la información y de la comunicación. Un recorrido por internet basta para comprobar que el sistema tiene un buen número de salidas, otra cosa es en qué condiciones.
No obstante, y aunque la fórmula gana adeptos, es difícil saber qué hay detrás de ese mundo, dado que en buena medida esas condiciones laborales forman parte de la privacidad de cada domicilio particular. Para empezar, fuentes sindicales de diversas centrales consultadas por GARA refieren que es un sector donde, al menos aquí, apenas hay sindicación.
En los últimos tiempos, las ofertas de trabajo que, en principio, no exigen más medios técnicos que disponer de un ordenador, acceso a internet y un teléfono móvil se multiplican en la red. La relación de ventajas con la que se venden estos empleos es amplia. Prometen, sobre todo, mayor flexibilidad, autonomía y movilidad, un aumento de la productividad, una mayor especialización, más posibilidades de conciliación de la vida laboral y familiar y una mejor integración laboral para personas con discapacidad.
La opción también se presenta con nada desdeñables beneficios para las empresas, principalmente por lo que respecta a mayor productividad, menor coste de la producción y menores necesidades de infraestructuras. Además, sugiere mejoras en el acceso a profesionales de alto nivel, así como la eliminación del absentismo laboral.
Sin embargo, la fórmula tiene sus desventajas. Para el trabajador, se reconoce por ejemplo la inseguridad laboral que representa la ausencia de contacto directo, las carencias que supone la falta de ambiente laboral o la tendencia a sufrir un mayor sedentarismo.
De otro lado, entre las desventajas que puede acarrear a la empresa, se dice que puede disminuir el rendimiento del empleado, porque la supervisión es menor. Se habla de pérdida de jerarquías o de que las compensaciones monetarias excedan el coste del tiempo completo en la oficina.
El comercio electrónico, información y servicios a través de la red, vigilancia electrónica, traducción y corrección de textos son las actividades más ligadas a esta fórmula de empleo. Por ello, son generalmente administrativos y auxiliares administrativos, contables, telefonistas, comerciales o procesadores las profesiones que más opciones tienen en este campo, así como programadores, arquitectos, ingenieros, abogados, asesores, periodistas, diseñadores gráficos o agentes de viajes, entre otros.
«Trabajar en pijama y zapatillas»
En el Estado español, el teletrabajo emplea a alrededor de un 8% de los trabajadores, según cálculos de sindicatos y patronal, aunque los índices son bastante superiores en Europa.
Testimonios recabados por agencias de prensa destacaban recientemente la buena acogida que está teniendo el teletrabajo, tanto que lo describen como «el placer de trabajar en casa, en pijama y zapatillas». Hablan, incluso, adictos al teletrabajo, y señalaban que es una práctica muy extendida ya en Estados Unidos y en los países nórdicos, donde supera índices del 25%.
Impresiones recogidas entre profesionales del teletrabajo reseñan casos como el de Julián Isla, responsable de soporte en Microsoft España, que cinco años después de que instalara su despacho en casa, afirma que «volver a un horario fijo, rígido, me costaría». Opina que «gestionar mi tiempo de trabajo y ocio me da libertad», en el mismo sentido que Concha P., de Telefónica, que considera «fenomenal» su experiencia.
Empresarios y sindicatos subrayan que la principal ventaja de este sistema está en las posibilidades de conciliar vida familiar y laboral. Es el caso de Nerea I., madre de un niño de poco más de un año. «En principio sólo teletrabajo de lunes a jueves por las tardes, los viernes tenemos jornada intensiva. Una de las cosas positivas de Tekniker, el Centro Tecnológico dónde trabajo, es que tiene horario flexible de entrada y salida, por lo tanto cada día adapto el horario de presencia en la empresa y el horario de teletrabajo a lo que me conviene o al nivel de trabajo que tengo», explica a GARA.
«En general me parece una experiencia positiva porque puedo ver al niño a la hora de comer, trabajar cuando el niño duerme, tenerle en casa si se pone enfermo..», añade, aunque reconoce que «la parte negativa es que te obligas a trabajar más para demostrar que lo de trabajar desde casa es positivo también para la empresa, pero también es verdad que yo al menos trabajo más a gusto, porque tengo el niño cerca y estoy tranquila. Al final, en el centro de trabajo hay más ruidos y más interrupciones».
Esta licenciada en Bellas Artes, residente en Bilbo, explica que «la opción del teletrabajo se la propuse a la empresa porque el tipo de actividades que hago sólo requiere de un ordenador adecuado, una conexión de internet y un móvil. Creo que sería de gran ayuda si me permitieran teletrabajar algunos días completos desde casa ya que ahorraría bastante tiempo de traslado, pero de momento esto no lo he conseguido».
«Me parece una buena experiencia pero sí es verdad que requiere mucha organización y mucho trabajo, en general creo que lo que hay que conseguir para conciliar la vida laboral y familiar es más flexibilidad de horario en las empresas, más plazas de guardería de 0 a 3 años y que los hombres se impliquen tanto como las mujeres, como puedan dependiendo de su tipo de trabajo; reducción de jornada, teletrabajo, flexibilidad de horario, etc», subraya.
«Echas en falta ese café, esa charla»
«Bueno, yo llevo ya casi seis años trabajando desde casa vía internet. En mi caso, tenía claro que necesitaba estar mucho más tiempo en casa porque llegaba mi tercer hijo. ¿Lo peor? Quizá que echas en falta el contacto con los compañeros, ese café mañanero o vespertino, esa charla y esas risas o esos comentarios sobre algo de la tele o del periódico», comenta Joseba Vivanco, redactor de GARA.
«¿Lo mejor? Disfrutar de la familia al máximo. El marcarte un poco tu propio horario, o más que tu propio horario tu ritmo de trabajo, te deja la puerta abierta a que puedas llevar al crío al médico, o a buscarles al colegio, o llevarles a un entrenamiento si hace falta, o acabar tu trabajo del día y en dos minutos estar en la calle disfrutando de una tarde de sol sin tener que pasar una hora en el coche para volver a casa...», destaca. «Con el teletrabajo yo aprovecho mucho más mi tiempo de ocio. ¿Aburrido trabajar desde casa? Seguramente sí para alguien sin muchos compromisos adicionales, pero en mi caso disfrutar con mi familia es lo primero. Salgo ganando por goleada», explica.
Desde el punto de vista de la empresa, ladirectora de Recursos Humanos de Microsoft España, Elena Dinesen, destaca que lo que llama «trabajo flexible» ha tenido resultados «bárbaros» desde que comenzó a aplicarse hace cuatro años. Resalta que hoy casi el 100% de la plantilla puede acogerse a este sistema. Insiste en que ésta es siempre «una opción personal, nunca una obligación». Dinesen , que explica que cada trabajador recibe un ordenador, un teléfono móvil de última generación y acceso a la línea adsl, subraya que su «política» consiste en «pedir resultados, no horas de presencia».
Pese a las oportunidades que representa para muchos trabajadores y empresas, los sindicatos advierten de que esta fórmula de empleo tiene sus peligros. Recuerdan, por ejemplo, que el teletrabajo exige una autodisciplina difícil de conseguir en el ámbito familiar y recomiendan estrategias de «desconexión» que permitan distinguir el espacio de trabajo y el de ocio o de vida familiar. Aconsejan, incluso, separar o distinguir el espacio de trabajo y fijar límites horarios para no trabajar de más.
Advierten del peligro de una flexibilidad mal organizada, o de problemas de «desarraigo y aislamiento». Por ello, se habla de la necesidad de un esfuerzo para que el área de recursos humanos trabaje especialmente aspectos como la comunicación y la cohesión, en el trabajo en equipo.
No obstante, el gran reto para los trabajadores del sector es conseguir una legislación que regule la actividad.
En el Estado español, no hay normativa legal que regule el teletrabajo, aunque patronal y sindicatos presionan para que se formalice en esta legislatura. A falta de ese marco legal, existe un Acuerdo Marco Europeo sobre Teletrabajo, firmado en 2002, y que regula: la definición y campo de aplicación del teletrabajo, el carácter voluntario, las condiciones de empleo, la protección de datos, la vida privada, los equipamientos, la salud y la seguridad, la organización del trabajo, la formación, y los derechos colectivos, así como la implementación y seguimiento del mismo.
UGT apoyó la firma. Valora positivamente los contenidos del mismo, porque «garantiza igualdad de trato con el resto de trabajadores de la empresa, la voluntariedad y la posibilidad de retornar a su anterior situación. También garantiza el estatus laboral» .