Los intentos de aprovechar la inagotable energía de las olas del mar han proliferado en los últimos años por diversos países de todo el mundo, pero todavía no se ha ideado un sistema realmente rentable y sin impactos ambientales o visuales. Iñaki Valle Ros se muestra convencido de haberlo conseguido. Hace un par de años, este hernaniarra ya dio a conocer su invento, consistente en un raíl inclinado verticalmente que lleva una pieza móvil encima y que, al ser empujada por las olas, mueve los generadores de energía eléctrica mediante un sistema de engranaje. Al retirarse la ola, la pieza móvil cae empujada por la fuerza de la gravedad hasta la superficie del mar, donde se queda flotando a la espera de la siguiente ola.

Este invento aprovecha las olas cuando más potencia tienen, que es cuando rompen. La novedad es que ahora ha sido notablemente mejorado con otro diseño. El raíl porta una bobina y la pieza móvil va enganchada encima con un imán que abraza esa bobina. Además, el raíl tiene forma de herradura, lo que permite aprovechar al máximo la energía de las olas. Si éstas llegan con poca fuerza, la pieza móvil sube y baja por el mismo lado. Y si las olas impactan con mucha fuerza, esa pieza da una vuelta completa a la herradura y vuelve a descender hasta el nivel del agua, para ser impulsada de nuevo.

Iñaki Valle está ahora a la espera de recibir la concesión definitiva de la patente de su invento con las mejoras introducidas al primer diseño, que ya fue patentado. «Sólo es cuestión de tiempo, de lo que dure el proceso administrativo. La Oficina de Patentes y Marcas comprueba si en el mundo existe o no algún invento parecido, y una vez que su oficina técnica elabora el correspondiente informe, hace la concesión», informa.

Este inventor ha dado a conocer su novedoso sistema al Ente Vasco de Energía, al consejero de Energía del Gobierno de Lakua y al director de Energía y Minas, pero no ha obtenido respuesta de ninguna institución. También se ha puesto en contacto con varias empresas, y una de ellas ya se ha interesado por el invento para incorporarlo a su división de energías renovables.

Más rendimiento que la de Mutriku

Este hernaniarra también ha elaborado una fórmula matemática para calcular la energía de las olas en la costa vasca, y en base a ella ha hecho una estimación de la energía que podría aprovecharse mediante su invento. La conclusión a la que ha llegado es que, aprovechando sólo el 10% de la potencia de las olas, su sistema generaría 16-17 veces más energía eléctrica que la planta instalada en el puerto de Mutriku por el Ente Vasco de Energía (EVE) y el Departamento de Obras Públicas del Gobierno de Lakua.

El sistema de esta planta se denomina columna de agua oscilante, ya que no utiliza directamente la fuerza de las olas sino del aire que mueven las olas. Su presupuesto inicial ascendía a 3,5 millones de euros, cantidad muy superior a la que tendría la puesta en marcha del invento de Iñaki Valle. «Estoy esperando que me hagan un prototipo para estimar cuánto puede costar si se fabrica de forma industrial, pero no dudo de que tendría un coste muchísimo menor que la planta de Mutriku», estima.

El propio Iñaki Valle ha creado una página web (www.pardiola.net/kostalde.html) en la que se recoge una animación de su invento y también un cálculo del flujo de energía de las olas en la costa vasca, tomando como base los datos oficiales de los últimos veinte años. Según estos datos, la altura media de las olas en el litoral de Euskal Herria es de 1,6 metros, y el periodo medio de las mismas es de 10,9 segundos. Aplicado a su invento, obtiene una producción de 16.233 MWh/año, mientras que la planta de Mutriku prevé producir 960 MWh/año.

Otro asunto importante es el de las molestias y afecciones. En diciembre de 2007, cuando sólo se había puesto en marcha una de las 16 turbinas previstas en Mutriku, hubo protestas ecologistas por los «ruidos atronadores y constantes» generados por dicha turbina. A este respecto, Iñaki Valle asegura que su invento no generaría molestias ni tendría apenas impacto ambiental. «El impacto sería mínimo, muchísimo menor que el de Mutriku o el de las boyas que utilizan el balanceo de las olas en altamar para generar energía. Los aparatos que yo he diseñado -añade- no son grandes y además no se colocarían en paseos ni en lugares frecuentados por las personas, sino en acantilados a los que no suele llegar la gente».