«Por lo general, trabajo con un guionista y termino contando historias de otro»
Dibujante
Holgado (Errenteria, 1973) lleva más de quince años como profesional del dibujo, repartiendo su tiempo entre la publicidad, la animación y, sobre todo, el cómic. En esta ocasión, charlamos con él por la publicación del libro-cómic «Piztiaren Otzana», que ha realizado junto a Harkaitz Cano.
Rebeka CALVO | DONOSTIA
«Piztiaren Otzana», del dibujante Iñaki G. Holgado, es, tras «Irati» de Juan Luis Landa, el segundo libro-cómic recopilatorio de las historias que publica la revista «Xabiroi», promovida por la Confederación de Ikastolas de Euskal Herria. Los dibujos corren, por tanto, a cargo del de Errenteria, pero el guión es del escritor Harkaitz Cano. Un método de trabajo que se repite en su trayectoria, por lo que asegura que «termino contando historias de otro».
¿De dónde surgió «Piztiaren Otzana»?
La idea es de Harkaitz Cano, que es quien desarrolló el guión. Él trabajó en función de mis dibujos; en concreto, en función de los números que se iban publicando en «Xabiroi». Así es como Harkaitz iba dando cabida a la siguiente historia.
¿Y cómo comienza la historia?
Es un tipo (Travis) que se despierta en un búnker y no recuerda nada. Lo único que sabe es que está rodeado de animales disecados y que el relleno de éstos es papel de periódico en el que va descubriendo cosas que pertenecen a su vida anterior. A raíz de ir desgranando lo que va leyendo en esos papeles es cuando se va desarrollando la trama, y va descubriendo cuál es su identidad, qué hace allí, cómo ha llegado... Este es el punto de partida.
La historia, aunque cerrada, da cabida a varias lecturas.
Es cierto, después de leerlo he visto que la historia da varios giros, es como la película que ves por primera vez y que no acabas de entender del todo hasta que la vuelves a ver. El saber cómo acaba la historia te da la oportunidad de entender otras cosas que han pasado anteriormente.
«Piztiaren Otzana» cuenta con mucho colorido que ayuda a la comprensión de la historia.
Sí, es algo que se procura hacer mucho en el cómic. Los colores ayudan a transmitir las emociones; la carne roja ayuda a dar la sensación de violencia, emoción... Este cómic está distribuido por zonas, y en este sentido hay una parte que es emocionalmente muy violenta, y en la que he utilizado tonos rojizos. He utilizado los tonos grises en los momentos más tristes y hacia el final, cuando acaba la historia, los tonos son más anaranjados.
¿Cómo han trabajado Harkaitz Cano y usted?
Harkaitz me mandaba el guión y luego, en función de lo que yo iba dibujando, él me planteaba qué es lo que podía seguir ocurriendo.
Se refiere a lo que han ido publicando en la revista «Xabiroi».
Eso es, la revista se publica cada cuatro meses. Cada número hacíamos una historia de ocho páginas, que se supone que debía tener una continuación. «Piztiaren Otzanak» es una especie de recopilación de todas esas historias.
Volviendo a su trabajo junto a Harkaitz Cano, ¿ha sido ésta la primera vez que han trabajado juntos?
Sí, de hecho nos conocimos para el comienzo de «Xabiroi». Dani Fano, que es el editor de este libro, nos puso en contacto a los dos y nos propuso desarrollar una historia juntos, presentamos un proyecto, y nos aceptaron la idea. Ya que nos hemos entendido bien seguiremos trabajando juntos.
Según he leído en varios medios de comunicación, Cano ha dicho que lo vuestro ha sido casi como un enamoramiento.
(Risas) La verdad es que su forma de escribir y mi forma de dibujar se complementan muy bien, tenemos referencias comunes, y el resultado es agradable. La relación entre nosotros es muy fluida y agradable.
Aunque «Xabiroi» tuvo una muy buena acogida, después pasó por momentos más difíciles, ¿cuál es su situación actual?
Está funcionando bien. Hubo un momento en el que bajó sus ventas, pero parece que ahora está recuperándose. Tiene un canal de distribución diferente al habitual -las ikastolas- que garantiza un mínimo de ventas que es muy alto. El nivel de calidad también es muy bueno.
Otra revista para la que trabaja habitualmente es «Ipurbeltz», ¿cuál es la salud de esta mítica revista?
Dentro del panorama del cómic en euskara «Ipurbeltz» es todo un referente, pero parece que está herida de muerte. También es cierto que el objetivo de las revistas -por «Xabiroi»- es diferente. «Ipurbeltz» está más dirigido a chavales de entre 4 y 9 años como máximo, pero «Xabiroi» acoge a más generaciones, lo puede leer incluso una persona de 90 años, puesto que trata diferentes temas.
«Cuando alguien me pregunta en qué trabajo y le respondo que dibujo tebeos para adultos, piensa directamente que hago cómics porno. Hay un término medio, pero no tenemos cultura de cómic»
¿Cómo definiría su estilo?
Por la forma de dibujar, estoy más cercano al cómic franco-belga que al americano de superhéroes. Es un estilo influenciado por la animación, ya que aquí se ha hecho mucha animación. He unido mis dos aficiones y así es como ha ido evolucionando mi estilo. En definitiva, podría definirlo como un estilo semirealista europeo mezclado con dibujo animado. Algo muy habitual entre los dibujantes, puesto que bebemos todos de las mismas fuentes.
También ha trabajo en la animación, ¿se decanta por alguna de las dos disciplinas?
Por el cómic, sin duda. Lo que tiene la animación es que tiene partes que son muy agradables, pero el resto son partes muy tediosas. El cómic es más agradecido. Además, el cómic es más personal, al fin y al cabo, no es más que tuyo y del guionista, eres el responsable y puedes disfrutarlo también mientras lo estás haciendo.
¿En qué está trabando ahora?
Dentro del cómic, ya que los dibujantes tenemos que hacer más de una cosa, estoy haciendo una serie para una editorial suiza, «Paquet». También publico en EEUU para la revista «Heavy Metal». Ésto en lo que se refiere a las colaboraciones más regulares, pero también colaboro esporádicamente en la revista «Spirou» de Bélgica.R.C.