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Maite Aristegi y Mikel Irastortza En nombre del Foro de Debate Nacional

El valor de la construcción nacional para el cambio político

Estamos ante la posibilidad de un cambio hacia otro marco político, que debe sustentarse en el derecho a decidir, la territorialidad y el reconocimiento de todos los derechos Vertebrando la mayoría social por un verdadero cambio político y siguiendo fortaleciendo las condiciones sociales y políticas avanzaremos como nación

Vivimos tiempos de cambios en Euskal Herria. Aunque la crudeza de los acontecimientos de los últimos meses no deja verlos, desde mediados de la década de los 90 hasta ahora hemos dado importantes pasos para lograr los derechos que nos corresponden como nación. En este tiempo los dos principales puntos de inflexión han sido el acuerdo de Lizarra-Garazi y el último proceso de diálogo y negociación. Muchas veces esos procesos se han visto como espacios estancos, como si empezaran y terminaran ahí. Y no es así. Porque en Euskal Herria nunca se ha detenido la actividad por crear otras y duraderas condiciones políticas y sociales, y esa labor ha sido el principal acicate para crear y fortalecer esas condiciones sociales y políticas. Porque pocas cosas caen sin más del cielo. Y a menudo, viendo que tras estar casi rozando una solución democrática esa posibilidad ha quedado truncada, pensamos que volvemos al punto cero.

Y, sin embargo, debemos tener presente que estamos ante la posibilidad de un cambio hacia otro marco político, que debe sustentarse en el derecho a decidir, la territorialidad y el reconocimiento de todos los derechos. En el proceso de negociación, gracias a los pasos dados hasta entonces, estaba en juego la dirección del cambio político y, aunque se haya producido la ruptura, hoy y los próximos años ése es precisamente el principal tema en juego: lograr ese marco político que reconozca a Euskal Herria como nación y la posibilidad de que decida libremente su futuro, o preparar un cambio basado en una remodelación para seguir divididos territorialmente y que los estados español y francés nos sigan negando como nación.

Y precisamente quienes no quieren situar el cambio en esas bases políticas democráticas trabajan para difundir el pesimismo, ocultar lo que hoy en día está en juego, desviar el debate político y hacer invisibles esas claves políticas.

Ante esto, debemos colocar en primer plano el trabajo que realizan día a día miles de ciudadanos y ciudadanas y cientos de agentes sociales, culturales, sindicales y políticos por el desarrollo de nuestra nación y el impulso de una conciencia colectiva por Euskal Herria. Sector a sector, sea a nivel nacional o por territorios, pueblos o barrios, miles de personas trabajan por la normalización del euskara, en proyectos que fomentan un sistema educativo nacional, reivindicando un nuevo modelo económico y social, sumando fuerzas para lograr selecciones deportivas nacionales, defendiendo los derechos de las mujeres, luchando por desarrollar la cultura vasca... En esa dinámica, la territorialidad es un pilar imprescindible. Más allá de la reivindicación, ante la división territorial que sufrimos como nación, siguen siendo cientos las prácticas y los esfuerzos por dar cuerpo a proyectos basados en la territorialidad.

Todo un trabajo basado en el único objetivo de superar la situación de negación, partición y conculcación de derechos y que Euskal Herria pueda al fin vivir y desarrollarse como nación. Sin duda alguna, la labor popular  que se viene realizando en los sectores y áreas mencionados es fundamental para pasar de la actual situación de negación de derechos a otra en la que éstos sean verdaderamente reconocidos. Por eso, el trabajo en torno a la construcción nacional que se está desarrollando en Euskal Herria tiene un valor político y una función estratégica valiosísima de cara a la elaboración y consecución de un nuevo marco político. Resulta indispensable para dar verdadero cuerpo a Euskal Herria. Una actividad que se sitúa la mayoría de las veces fuera del contexto político.

Junto a todo ello, sector a sector, son numerosas las dinámicas basadas en el trabajo en común y la suma de fuerzas. Aun respondiendo a distintas sensibilidades o proyectos políticos, contamos con una extraordinaria capacidad para unir fuerzas, sea para producir el currículum vasco, crear la universidad vasca, completar la carta de derechos de las mujeres, para oficializar y normalizar el euskara o para que las selección vasca compita en el mundo en nombre de Euskal Herria. En definitiva, el sentimiento nacional, el deseo de unirnos zazpiak bat y la necesidad de lograr nuestra propia soberanía nos une en torno a todos esos proyectos.

Por ello, la práctica socio-política de construir nación y el movimiento popular y toda esa población, amplia y de eficaz labor, que está implicada en ese trabajo es un activo social y político imprescindible para lograr ese cambio político basado en el reconocimiento de Euskal Herria, especialmente en esta disyuntiva histórica que vivimos. Toda esa masa social que se encuentra activa en diferentes campos, a favor de las ideas fundamentales que nos unen, debemos mantenerla en pie y activa en la reivindicación del derecho a decidir y la territorialidad. Vertebrando la mayoría social por un verdadero cambio político que existe en este pueblo y siguiendo fortaleciendo las condiciones sociales y políticas para ello, tenemos el pleno convencimiento de que avanzaremos como nación.

En el Debate Nacional EH'07 concretamos esta vía para la estrategia nacional. A través de una estrategia popular y social definimos los quehaceres para reivindicar e ir elaborando el cambio político. La Plaza Nacional o Nazio Plaza que se celebrará en Iruñea el 7 de junio viene a responder a ese objetivo. Destacar el valor político de la construcción nacional, uniendo las fuerzas de diferentes abertzales, de todas las personas que aportamos algo a esa labor, para que el cambio político que precisa Euskal Herria se oiga alto y fuerte en toda Euskal Herria. Para que en Iruñea, miles de voces al unísono, lancen este irrintzi: nazioa gara, somos una nación, zazpiak bat!

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