George W. Bush intervino ayer en la inauguración del Foro Económico Mundial, en Sharm el Sheij, donde volvió a manifestar su esperanza de lograr un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos antes de final de año, cuando expira su mandato.

El presidente estadounidense no se salió de las líneas maestras que han regido su política exterior en la zona, con tibios llamamientos a sus aliados a emprender reformas democráticas. Sin embargo, ofreció una cara distinta a la que había mostrado en su discurso en el Parlamento israelí el jueves, donde no hizo referencia a las negociaciones con los palestinos, de quienes ayer dijo que «han sufrido durante décadas y se han ganado el derecho a su patria». Al respecto, indicó que «apoyo enérgicamente una solución de dos estados: una Palestina democrática basada en la ley y la justicia, que viva en paz y seguridad junto a un Israel democrático».

Durante su intervención reclamó que «Israel debe hacer duros sacrificios para la paz y suavizar las restricciones a los palestinos», sin especificar cuáles, aunque su consejero de Seguridad Nacional, Stephen Hadley, explicó que en su reunión previa con Salam Fayyad, primer ministro del Gobierno de Abbas, Bush se había referido a los asentamientos israelíes.

Por su parte, Bush exhortó a los palestinos a combatir el «terrorismo» y «a seguir construyendo las instituciones de una sociedad libre y pacífica». «Creo firmemente que con liderazgo y valentía podemos alcanzar el acuerdo de paz este año». aseguró, lo que suscitó un aplauso entusiasta de la audiencia.

En una intervención orientada a recuperar la confianza de gobernantes de la región, Bush apeló a los países árabes «especialmente los ricos en petróleo, a aprovechar esta oportunidad para invertir en el pueblo palestino y superar viejos resquemores hacia Israel».

Freno a Irán

El inquilino de la Casa Blanca no dejó pasar la oportunidad de pedir el apoyo de sus aliados contra Irán y su aliado sirio. «Todas las naciones pacíficas de la región tienen interés en oponerse a las ambiciones nucleares de Irán. Permitir que el principal patrocinador mundial del terrorismo consiga el arma más mortífera sería una traición imperdonable a las generaciones futuras», aseveró.

En las conversaciones que mantuvo con personalidades de la región antes de su discurso, Bush ubicó a Irán en el centro de los problemas de «extremismo y terrorismo» en la región.

Fuentes de la Casa Blanca explicaron que Bush ha insistido durante toda su gira en que Irán está detrás de la actividad de Hizbulah en Líbano, de Hamas en los territorios palestinos y de las milicias chiítas en Irak, y que comienza a ver la mano de Teherán en Afganistán.

«Al Qaeda, Hizbulah y Hamas serán derrotados, porque los musulmanes en toda la región reconocen el vacío de la visión terrorista y la injusticia de su causa», indicó.

Para frenar lo que considera la propagación del extremismo, el presidente estadounidense echó mano de lo que siempre ha predicado para Oriente Medio: «democracia y libertad».

El discurso de Bush fue acogido con escaso entusiasmo por la audiencia.