Siete días después del seísmo que asoló el suroeste de China, nuevos temblores obstaculizan aún más la búsqueda y rescate de supervivientes y la ayuda a los cinco millones de refugiados amenazados por epidemias.

La víspera de un luto nacional de tres días, las autoridades elevaron el número de muertos a 32.477, de los que 31.978 se produjeron en Sichuan.

La nueva réplica, de magnitud 6 en la escala de Richter, sacudió a primera hora de ayer la ciudad de Jiangyou, en la devastada provincia de Sichuan. «Cuando se produjo el temblor, las madres cogieron en brazos a sus hijos que estaban llorando e intentaron reconfortarles diciendo que todo iba bien», relató a AFP un vecino.

«Sólo quiero salir de aquí»

El terremoto ha afectado a todos, los supervivientes, los familiares de los que han muerto, los voluntarios y hasta la economía de la provincia, que es posible que sufra una vuelta atrás de 20 años.

Yingxiu es una pequeña localidad en las montañas, cercana al epicentro del terremoto. «He estado en Yingxiu seis días. Trabajo en una ciudad, pero cuando oí la noticia del terremoto quise regresar a casa. Llegué después de nueve horas de camino, siguiendo a los soldados. Mi padre fue rescatado; mi hijo estaba en clase. Su colegio se hundió y murieron 300 de los 500 estu- diantes, él entre ellos», relata Tang Shulin mientras espera para alejarse de allí. «Sólo quiero salir de aquí», dice.