Osasuna continúa en primera
La salvación bien mereció hasta la última gota de sufrimiento rojillo
Osasuna seguirá un año más en Primera, no sin la oportuna dosis de sufrimiento de última hora, como ha venido sucediendo a lo largo de la presente temporada. Ambos conjuntos especularon con el resultado en función de los marcadores en otros estadios, pero la situación se disparó en el último cuarto de hora. Los rojillos nunca estuvieron descendidos, pero corrieron mucho peligro en el tramo final, caso de que el Zaragoza hubiera conseguido igualar a dos.
RACING 1
OSASUNA 0
Natxo MATXIN | SANTANDER
No podía ser de otra manera. Sufrimiento hasta el final, con unos cinco últimos minutos de infarto en los que un gol del Zaragoza -a la postre, descendido- hubiera dado con los huesos rojillos en la división de plata. Se volvió a repetir una historia ya demasiado vista esta temporada, pero en esta oportunidad todo salió a pedir de boca, incluso los resultados de los rivales. Además, para que no faltara de nada, hasta la meteorología colaboró al suspense final con una tromba de agua en Son Moix, que obligó a retrasar una hora los tres encuentros en los que la permanencia estaba en juego.
Obviar que los dos equipos estuvieron especulando con el resultado durante la mayor parte del envite sería faltar a la verdad, pero no es menos cierto que tampoco les correspondía a ellos plantear un encuentro a cara de perro para beneficiar a terceros que tampoco se habían portado muy deportivamente con los navarros. Ahora, a intentar que la próxima temporada no se repitan los mismos errores y evitar que la afición acabe algún día de estos en la UVI.
Osasuna arrancó muy bien posicionado sobre el césped de El Sardinero. La superioridad numérica en la medular se hizo notar en los primeros compases del encuentro, con un Hugo Viana que conseguía oxigenar el movimiento del esférico, mienras Dady y Juanfran -este último buscando cortar la línea defensiva cántabra con movimien- tos muy verticales-, se vaciaban en la presión de la salida del balón de los locales.
Sin ocasiones claras por ambos lados -había mucho respeto por lo que había en juego-, fueron los rojillos quienes llevaron algo más de peligro al marco contrario. Un nervioso Toño pudo propiciar que los navarros se adelantaran en el marcador cuando apenas se llevaban seis minutos al medir mal su salida en un corner.
La coyuntura se ponía, además, muy propicia para los de Ziganda pasado un cuarto de hora cuando un gol de Güiza hundía más todavía al Zaragoza. Y más se pudo poner si Dady hubiera llegado de cabeza a un centro bombeado por Monreal con su pierna mala, que finalizó en las manos del cancerbero cántabro.
Espoleado por estar en esos momentos fuera de Europa, el Racing apretó un poco las tuercas, pero sin mayores problemas. El disparo lejano de Colsa -primera aproximación de los locales- en el minuto 22 se marchó muy elevado. El dominio racingista tuvo su continuación en un saque de esquina que remató Moratón arriba y un remate de Smolarek al filo del descanso que tropezó entre las piernas de la defensa navarra.
Último cuarto explosivo
Las dos escuadras siguieron especulando tras la reanudación, sólo alterada por una colada de Serrano por banda izquierda y, sobre todo, por el empate maño conseguido por Oliveira en el 55, que desató la locura en El Sardinero entre los seguidores verdiblancos.
Claro que poco les duró la alegría a los cántabros -algo menos de diez minutos-, lo que le costó al ex rojillo Webó anotar el segundo en Son Moix, entre el júbilo, en este caso de los pocos más de 400 hinchas navarros.
A la expectativa, Osasuna se dedicaba casi exclusivamente a nadar y guardar la ropa, esperando a su rival en propio campo, máxime después de perder su única referencia en ataque por alto, al lesionarse Dady y ser sustituido por Portillo.
La calma chicha que caracterizó el encuentro acabó por transformarse en el último cuarto de hora en una vorágine de acontecimientos que pusieron en vilo la permanencia rojilla. Para empezar, el Racing avisó en serio de sus intenciones cuando Ricardo intervino magistralmente en un mano a mano con Moratón. Fue el aviso del 1-0, conseguido por Bolado a cinco minutos del final.
En esos momentos, un gol del Zaragoza colocaba a los de Ziganda en Segunda, pero la suerte esta vez no fue esquiva. El Mallorca anotó el tercero, lo que certificaba el descenso del Zaragoza y, por si acaso, el Recreativo conseguía la igualada ante el Valladolid para evitar un triple empate mortal.
Al final, todos contentos. El Sardinero se convirtió en una emocionante fiesta para ambas hinchadas, tras conseguir sus equipos los objetivos que se habían marcado antes del choque. Osasuna seguirá una temporada más en Primera y eso habrá que celebrarlo como se merece.
La afición rojilla pasó cinco minutos de infarto tras el gol del Racing, ya que un gol del Zaragoza hubiera mandado al equipo a Segunda. Después llegó el gol del Mallorca y también el del Recreativo.
Tras muchos meses de tensión acumulada, José Ángel Ziganda desplegó todos sus sentimientos en la sala de prensa de El Sardinero. El técnico rojillo, bastante emocionado en la última pregunta que se le formuló, reconoció que «como navarro, era muy duro que hubiera bajado al equipo y he pasado mucha angustia durante todo este tiempo».
Ahora tocaba disfrutar después de todo lo sufrido. «Ahora toca pegarnos un fiestón, se ha conseguido el objetivo que veníamos persiguiendo desde hace bastantes jornadas y, como rojillos, todos debemos felicitarnos por haber alcanzado la permanencia».
El de Larraintzar no obvió el mérito de los suyos, especialmente en unos últimos meses en los que han tenido que pelear contra viento y marea, incluso contra elementos ajenos a la escuadra navarra. «Chapeau para todo el equipo, que ha tenido que aguantar lo indecible, además sin levantar la voz. Hemos estado más solos que la una durante este último mes», resaltó.
El preparador navarro hacía tiempo que ya había anunciado que la escuadra navarra estaría peleando por la salvación hasta el último partido. Tras acertar de pleno con su premonición, «ahora estoy encantado de la vida, voy a disfrutarlo estos próximos días con la familia y quiero que disfruten todos los aficionados». Embargado por la emoción de un momento único, Ziganda se despidió con un «zorionak» para toda la hinchada.