Todavía nos duele el desgarrón de su muerte y lloramos su ausencia-presencia. Su hermosa memoria fortalece nuestra solidaridad con los presos y presas vascos. Mariano y otros hombres y mujeres de Cartagena pusimos en marcha la solidaridad con familiares y presos y presas de Euskal Herria. Empezaba la dispersión, año 1987. Llegaron cinco presos vascos a Murcia. Otros cinco llegarían en 1988 a Cartagena.

Mariano, desde la librería Espartaco y desde el Comité, hizo realidad una frase que dirigió a los presos y presas: «Vuestra dignidad nos ha hecho solidarios».

Él diseñaba la felicitación navideña para los presos y presas de todas las cárceles (Estado español y francés). Preparaba con mimo su mochila para las marchas a Herrera. En aquella meseta helada entre los autobuses desplegaba una pancarta («Cartagena con los presos»), ponía una mesa con presentes de la tierra cartagenera, dulces navideños, y ofrecía su bota con buen tinto jumillano y un brebaje que él elaboraba y que servía para calentar los estómagos. Todavía conservamos una cinta grabada por él en Herrera. Jóvenes punkis, abuelos, padres, nietos... Termina la cinta con una entrevista a Periko Solabarria.

Mariano fue un solidario excepcional. Los luchadores y luchadoras de Euskal Herria sé que lo recuerdan, y un sencillo monolito de piedra queda en Urbina (Araba), donde arrojamos parte de sus cenizas a los vientos de Euskal Herria. Ahora estaría movilizado en defensa de los encausados de Gestoras.

Amigos y amigas de Gestoras, recibid un abrazo solidario y rebelde desde la memoria revolucionaria de Mariano. Vosotros y vosotras seréis condenados, pero nunca ese tribunal perverso podrá haceros justicia, porque su prevaricación se estrellará contra la muga levantada por los insumisos e insumisas euskaldunes.