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Mbeki despliega al Ejército mientras los ataques xenófobos se extienden

Las matanzas xenófobas que se originaron en Johannesburgo se extendieron ayer hasta Durban, mientras el Gobierno movilizó a policías de élite y dio el visto bueno al despliegue del Ejército en la capital económica sudafricana, donde los ataques se han cobrado ya 42 vidas.

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La situación en los barrios pobres de Johannesburgo, devastados por más de una semana de ejecuciones, violaciones y saqueos, parecía ayer más tranquila, pero la erupción de la violencia xenófoba en Durban (este de la provincia de KwaZulu-Natal) ha puesto de manifiesto que la cólera contra los inmigrantes no se limita a la capital económica de Sudáfrica. Esta ola de violencia ha causado ya al menos 42 muertos.

El comisario Phindile Rabede, portavoz de la Policía de KwaZulu-Natal, precisó que algunos comercios propiedad de nigerianos habían sido atacados por habitantes enfurecidos de Umbilo, suburbio pobre de Durban. «Una muchedumbre de más o menos 200 personas se reunió en las calles, esgrimiendo botellas y garrotes, y atacó a la gente», indicó a France Presse.

Según el portavoz policial de Umbilo, el capitán John Lazarus, citado por el diario local «The Mercury», los agresores pedían a los extranjeros que abandonasen KwaZulu-Natal, la provincia más poblada del país.

El martes, el Gobierno movilizó a policías de élite en Johannesburgo y el presidente, Tomas Mbeki, respondió ayer a la solicitud de algunas organizaciones y de los servicios de la Policía sudafricana que pidieron el envío de soldados para reforzar a los agentes, cuyas carencias quedaron en evidencia, y dio el visto bueno al despliegue del Ejército en la provincia de Gauteng, donde se encuentran Johannesburgo y Pretoria.

Aproximadamente 16.000 personas se han visto obligadas a desplazarse por las matanzas racistas que comenzaron el 11 de mayo en la barriada de chabolas de Alexandria, en el barrio financiero de Sandton, antes de extenderse a otras zonas.

El presidente de la Comisión de Derechos Humanos, Jodi Kollapen, afirmó ayer que será difícil a estos inmigrantes que «seguirán sintiéndose en peligro», y denunció que, en ese caso, los agresores «habrán conseguido su objetivo de empujarlos fuera del país».

Muchos sudafricanos acusan a los extranjeros, alrededor de tres millones de los cuales son zimbabuos que huyen de la crisis político-económica de su país, de quitarles el trabajo y ser responsable de los altos índices de criminalidad.

«Sudáfrica es el último país que hubiéramos imaginado hundido en la xenofobia», declaró el ministro keniata de Asuntos Exteriores, Moses Wetangula, que recordó que los sudafricanos se exiliaron por todo el continente durante su «difícil camino hacia la independencia».

criminales

Jacob Zuma, líder del Congreso Nacional Africano y candidato a la Presidencia del país en 2009, condenó los ataques «llevados a cabo por criminales que aprovechan la vulnerabilidad de los extranjeros para saquear y robar».

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