«La igualdad es eficiente y económicamente más rentable»
Matemática de carrera, María Pazos ha trabajado en los ministerios españoles de Trabajo y Economía y Hacienda. Actualmente es Jefa de Estudios de Investigación en el Instituto de Estudios Fiscales, desde donde coordina la línea de investigación Política Fiscal y Género de este Instituto. Esta semana ha estado en Donostia invitada por Plazandreok.
Maider EIZMENDI |
Asegura que las actuales políticas públicas potencian la desigualdad, en gran parte porque reflejan un modelo de sociedad «basado en la de un sustentador masculino y esposa dependiente». Afirma, además, que la paridad es «fundamental». «No se trata de que pasen a las mujeres porque son mujeres, es dejar pasar a las mujeres porque son igual de capaces que los hombres», matiza.
Usted ha afirmado que las políticas públicas actuales potencian la desigualdad, ¿en qué sentido y medida?
Lo importante es qué modelo de sociedad queremos potenciar. Hasta ahora las políticas públicas han reflejado y potenciado un modelo de sociedad basado en la familia de un sustentador masculino y esposa dependiente. Y todas las políticas sociales, de seguridad social, de impuestos, educativas... han estado preparando a las mujeres para ser amas de casa y a los hombres para que accedan al mercado laboral. Todas las políticas públicas están conformadas así, aunque no se vea. Lo que sería conveniente es propugnar un modelo de igualdad donde las políticas públicas se basen en potenciar un modelo de sociedad igualitaria, donde todas las personas sean personas sustentadoras y cuidadoras a la vez, y que nadie dependa económicamente de nadie. Cada persona ha de recibir su salario y sus prestaciones. Ese modelo sólo puede estar basado en una integración total de los hombres en el trabajo doméstico para asumir su 50% y una red de servicios público adecuados.
¿Leyes para transformar la sociedad o transformar la sociedad para revertir las leyes?
Las políticas públicas son leyes. La plataforma PPINA (Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción) lo que propone es una ley de reforma de los permisos de nacimiento y adopción, donde se declare que deben ser iguales y se establezca un calendario para que el de paternidad se equipare progresivamente al de maternidad. Eso sería un vuelco no solamente en la práctica sino, culturalmente, simbólicamente... Y sería educativo. Además, se lanzaría a los empresarios el mensaje de que los hombres van a estar igual de disponibles que las mujeres y no más. Potenciaría la igualdad en el mercado laboral. Todo va unido: las políticas de empleo, las políticas de seguridad social, las políticas educativas, la moda, los medios...
Pero, sin embargo, se habla de la conciliación como un tema que incumbe a las mujeres.
Es ésa la imagen de la sociedad. Las mujeres antes estaban en la casa, ahora se han incorporado ellas solas, sin que nadie las ayude. Las mujeres tienen la voluntad decidida de estar en el mercado de trabajo y se están poniendo en marcha políticas para que no abandonen totalmente el hogar. Pero no se están poniendo en marcha políticas eficaces para que los hombres asuman el trabajo doméstico. Se sabe que los hombres se toman los permisos cuando son intransferibles y cuando son pagados al 100%. Vendría muy bien que además fueran obligatorias en la misma medida que para las madres, que son 16 semana. Eso es lo que funciona.
¿Cómo valora la aplicación de cuotas para mujeres?
Estoy en contra de las discriminaciones positivas, de las medidas compensatorias, de que les ofrezcan pequeñas prestaciones a las mujeres por ser mujeres, porque eso no resuelve el problema y porque esas prestaciones son mínimas. Pero, sin embargo, las cuotas a mí no me parece que son ese tipo de discriminación positiva. La paridad es un cosa fundamental, porque es una cuestión de justicia y no se trata de que pasen las mujeres porque son mujeres, es dejar pasar a las mujeres porque son igual de capaces que los hombres, pero no se les ha dejado pasar. Hay que eliminar esta barrera. Cuando se normalice la cuestión, no se necesitarán cuotas. Hasta ahora sí, porque mientras que las mujeres tenían mejores resultados académicos, resulta que en los gobiernos, como sigue pasando en muchos países, eran todos hombres. La paridad es fundamental, gracias a las cuotas las mujeres han conseguido pasar ese techo de cristal. Además, de ser una normalización democrática elemental, es lo que va a permitir que haya más sensibilidad hacia la igualdad.
Ha afirmado en varias ocasiones que actualmente se despilfarran muchos recursos.
La igualdad es eficiente, es rentable económicamente. Esta sociedad basada en la desigualdad despilfarra los recursos de las mujeres; no las deja que se coloque en el mercado de trabajo donde les correspondería y es una organización del trabajo ineficiente. La organización del trabajo doméstico basada en que las mujeres destrocen su carrera profesional por cuidar a uno o dos hijos durante diez años es totalmente ineficiente. También lo es que los hombres no se integren al trabajo doméstico, porque están ahí haciendo jornadas enormes que no les rinden. Asimismo, se está desaprovechando su potencial cuidador. Si eso se revirtiera, cada persona podría encontrar su ubicación óptima y ésa es la definición de eficiencia.
¿Hay voluntad para dar ese cambio?
Yo creo que se dan condiciones, lo de la voluntad está por ver. Al sector empresarial la igualdad le exige organizarse, pero también hay muchos estereotipos. Hay un estudio que demuestra que en las empresas donde más mujeres hay en las en los consejos de administración, tienen rendimientos empresariales muy superiores, porque se organizan mejor, aprovechan mejor el talento y no son víctimas de las supersticiones y estereotipos. Las mujeres rinden muy bien y trabajan muy bien, sólo tendríamos que liberarnos de las inercias del pasado y que el sector público nos ayude.
«Estoy en contra de las discriminaciones positivas, de las medidas compensatorias, de que les ofrezcan pequeñas prestaciones a las mujeres por ser mujeres, porque eso no resuelve el problema y porque esas prestaciones son mínimas».