Raimundo Fitero
Los riesgos
El caso de Iñaki Otxoa de Olza me deja consternado. Nunca entenderé estos riesgos, ni esa pasión por esos riesgos. Obviamente es una deficiencia genética que arrastro por causa de la alimentación infantil, pero me parece una patología la que sufren estos seres que necesitan encontrarse con ellos, con la soledad, con sus dioses, con sus demonios, allá, a esas alturas, con esos fríos, luchando contra los elementos. Pero en este caso las noticias que nos han mantenido durante varios días en alerta, nos ha colocado ante otra situación más compleja para comprenderla, ya que se nos dice que todo vino a partir de una lesión cerebral que le impedía moverse, con los pies congelados, es decir que estamos casi ante un martirio. Y por decisión propia se quedará su cuerpo en el Annapurna.
Cuando veo a los montañeros y las montañeras cumpliendo récords televisados siento un pánico incontrolable y los que antes eran para mí una suerte de ídolos se me convierten en productos de masas, en material para el entretenimiento, y mi admiración se va transformando en conmiseración. ¿Suben a los ochomiles por impulso interno o por contrato? Tenemos hombres y mujeres entre nosotros que han alcanzado la fama a base de escalar, de dejarse pies y manos congelados por esos montes, por esos lugares tan cerca de las estrellas y de los satélites que nos controlan. Es un deporte de riesgo que viene de lejos, que tiene arraigo y predicación, no es una moda momentánea, lo que es una moda es que salgan en televisión o que los patrocinen programas, cadenas, bancos o instituciones para ocupar horas de programación televisiva.
Lo que sucede es que se han convertido en profesionales de la escalada y la televisión y ahí pierden el romanticismo, la sensación de entrega vocacional a la aventura, para convertirse en una rutina o en un negocio. Yo veo aquí una contradicción. Pero en mi propio argumento. Aunque hoy no me puedo permitir abortarme ni una contradicción más. Las alimento, de ellas sobrevivo en este mundo absurdo. Especialmente porque quizás simplemente mis argumentos son fruto de una imposibilidad mental y física. Los mayores riesgos que corro son metafísicos.