El presidente ruso, Dmitri Medvedev, llegó ayer a Beijing en su primer gran viaje al extranjero, para ofrecer acuerdos energéticos y de cooperación y buscar, al mismo tiempo un compromiso de solidaridad con China en un momento en el que su relación con los estados occidentales es más tensa. Tras la reunión de Medvedev con su homólogo chino, Hu Jintao, representantes de ambos gobiernos firmaron un contrato para la ampliación de una planta de enriquecimiento de uranio y para el suministro de combustible.

Medvedev señaló que «Rusia y China son socios extranjeros es importante que no haya ninguna pausa en nuestras relaciones», al tiempo que Jintao valoró «lo que se está haciendo para el desarrollo de las relaciones entre ambos países».

El mandatario ruso, que asumió el cargo el pasado 7 de mayo, visitó el jueves Kazajstán, la ex república soviética de Asia Central rica en hidrocarburos.

Con esta gira, Medvedev pretende mostrar el interés de Rusia, gran exportador de gas y petróleo, hacia el mercado asiá- tico, cuando las relaciones con EEUU atraviesan un periodo frío.