Fede de los Ríos
La Virgen, Maria-no/ María sí y el Chiki-chiki
Estamos en mayo, el mes de María y de las flores, vuelve a reír la primavera y se nos está llenando el panorama de vírgenes y de capullos.
Nos dice Carme Chacón, la ministra de los militares, que «ser madre es algo maravilloso que no tiene explicación». A mí se me ocurre alguna, nada misteriosa por otra parte, pero en fin... si la mujer está tan ilusionada por el misterio, me parece mal pincharle el globo. Al fruto de sus entrañas le han puesto Miquel como el ángel «anunciador».
En la calle Génova, entre el tumulto Popular destacaba un individuo con aspecto Borjamari, que postulaba a María San Gil para virgen, ofreciéndose a ella hasta morir. Mientras el resto coreaba «todos somos María» frente a otros reafirmantes «todos somos Mariano». Confieso que, a veces, tengo la extraña sensación, bien de haber muerto y encontrarme en el Averno, bien de estar intoxicado y sufrir alucinaciones o, bien de no ser de este mundo.
Asistimos a una nueva representación de la Parada de los monstruos. Los enanos se crecen. Ayer Rosa Diez, hoy María San Gil, mañana quizás sea Rouco Varela, ¿por qué no?, el que se postule para dirigir el gobierno de España. Total da lo mismo.
En esa España donde un millón y medio de personas asalariadas tiene ingresos medios mensuales de 5.000 euros y seis millones perciben un promedio mensual inferior a los 300. Dentro de estos últimos hay quien se siente Mariano y hay quien se siente María. Para no parar de llorar ¿no? Afortunados Marx y Bakunin que murieron hace dos siglos.
¿No se dan cuenta los españoles que el llamado problema vasco es en realidad su auténtico nudo gordiano? Sus partidos se rompen o andan a la gresca, como ahora, por culpa de los vascos, sus gobiernos caen, primero el PSOE/GAL, después el PP/11-M (¡ha sido la ETA, ha sido la ETA!) por culpa de los vascos. Sus problemas reales: trabajo, educación, vivienda... permanecen ocultos por culpa de los vascos. ¡Hostia, ya! Independícense de ellos y vivan felices en paz de Dios. Y todos tan contentos.
Y de paso también de los catalanes. Lo del Chiki-chiki: un invento de los polacos para que España haga el ridículo en ese festival que tantas glorias antaño dio a los hijos del Cid. El instituto Cervantes de Belgrado promoviendo bailar con las bragas en la mano. Cosas veredes, amigo Sancho. No me extraña que Don Miguel prefiriera ser manco.