Más de 25.000 inmigrantes han huido ya por los ataques xenófobos en Sudáfrica. Los desplazados han sido acogidos en 21 centros provisionales, la mayoría situados en Johannesburgo, la capital financiera de Sudáfrica. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) denunció la precaria situación en la que se encuentras estas personas, expuestas a «malas condiciones sanitarias y al frío del invierno». Su directora en África, Le Goff, subrayó que los estallidos violentos en Durban y en Ciudad del Cabo, sede del Parlamento e importante lugar turístico, han empeorado la situación.

Al menos 42 personas han muerto desde el pasado día 11 y la Policía ha practicado más de 500 detenciones. Aunque la violencia ha disminuido debido a la fuerte presencia policial y militar, miles de inmigrantes siguen huyendo ante el temor a nuevos ataques, que se han extendido por siete de las nueve provincias del país. Es el primer despliegue del Ejército en las calles de Johannesburgo desde el fin del apartheid en 1994.

«Si bien hemos atendido a menos heridos que en días anteriores, ha habido un aumento considerable de personas con dolencias físicas, como infecciones respiratorias y diarreas, vinculadas al frío y a las precarias condiciones en las que están viviendo los desplazados, obligados a dormir a la intemperie», añadió Muriel Cornelius, directora de Médicos Sin Fronteras en Sudáfrica. Por la noche, la temperatura en Johannesburgo puede descender a cero grados.

Aunque la noche del viernes al sábado fue relativamente tranquila, el Ejército mató a una persona en un suburbio del este. Según su portavoz, el general Kwena Mangope, el fallecido «pretendía atacar a una mujer. Cuando nuestros hombres se enfrentaron a él, empuñó un arma contra los soldados y éstos dispararon». El viernes, la Policía y la Fiscalía General anunciaron la adopción de medidas «excepcionales» para atajar de forma «rápida y severa» estos episodios violentos, instigados, según el director de la Agencia Nacional de Inteligencia, Manala Manzini, por personas relacionadas con el apartheid. «Definitivamente, hay una tercera mano implicada. Hay un esfuerzo deliberado, orquestado y bien planeado», denunció.

Por su parte, el presidente Thabo Mbeki sigue siendo objeto de críticas por su falta de actuación. Muchos le acusan de haberse limitado a publicar dos semanas después un comunicado sólo en los medios impresos -no muy populares en los barrios de chabolas-.

Para el politólogo Moetlesi Mbeki, hermano del presidente, el origen de esta crisis reside en la «falta de control de la inmigración» y en «el fracaso de la política exterior hacia Zimbabwe». En ese sentido, rechazó la «diplomacia silenciosa» del jefe de Estado que se niega a criticar abiertamente a su homólogo Robert Mugabe. Remarcó que la única salida es «mantener una posición fuerte contra Mugabe que permita restaurar la estabilidad en ese país».