Con bien diferente cariz se presenta la 89ª edición de Roland Garros que se inicia hoy, dependiendo de si se trata del cuadro masculino o femenino. En el primero, hay favorito claro de antemano, se llama Rafa Nadal y habrá que ver si el manacorí consigue su cuarto entorchado consecutivo. En el segundo, la sorprendente retirada de Henin abre todo un abanico de posibilidades.

El tenista mallorquín parte con ventaja sobre sus más inmediatos rivales, a los que ha conseguido derrotar el presente año en otros torneos de menor entidad sobre tierra batida. El desesperado Federer y un ascendente Djokovic aspiran a desbancar a Nadal, pero no les va a resultar nada fácil conquistar París, una ciudad que se rinde a los pies del balear.

A una mayor distancia en las apuestas, Davydenko, Ferrer y Nalbandian deberán firmar un campeonato inmaculado ya sólo para presentarse en la final y no sucumbir ante la presión de la pista central.

Todo lo contrario ocurre con las féminas. El inesperado abandono de Henin -ganadora en cuatro de las últimas cinco ediciones- permite soñar a un elenco de jugadoras con levantar la Copa Suzanne Lenglen.

Las hermanas Williams -con más opciones para Serena, que ya la lograra en 2002- encabezan el ranking de opositoras, sin descuidarse ante la avalancha proveniente del Este. Las serbias Ivanovic y Jankovic, amén de la rusa Kuznetsova, estarán al acecho por hacerse con el mejor torneo sobre tierra batida.