En ascenso a la espera del Sporting
La Real logra la victoria en el partido en el que menos la mereció
El Tenerife fue muy superior en el juego y tuvo opciones suficientes para golear, pero la Real supo sufrir en defensa para encajar sólo un gol y ganó gracias a dos acciones aisladas de Martí y Víctor.
C.D. TENERIFE 1
REAL SOCIEDAD 2
Joseba ITURRIA | DONOSTIA
La Real ha dormido en puestos de ascenso a la espera de lo que haga hoy el Sporting en Mendizorrotza tras una victoria que en el plano moral tiene un valor muy grande porque, al margen del desastroso partido inicial contra el Castellón, en toda la temporada nunca ha hecho menos méritos para ganar y dos jugadas aisladas materializadas por Martí y Víctor permitieron obtener tres puntos de oro.
Es tan difícil explicar la victoria de ayer de la Real como que no la lograra en Elche. El Tenerife fue muy superior en el juego, acaparó la posesión del balón ante una Real desarbolada, tuvo opciones suficientes para ganar con claridad, pero se cumplió la máxima de que quien perdona lo paga y a los guipuzcoanos les bastó con aprovechar dos errores rivales para ganar.
El de ayer es el típico partido que enfrenta a un equipo que está en racha positiva y otro en negativa y en el que la propia inercia hace perder o ganar. Ayer se notó por qué la Real ahora suma en los últimos ocho partidos 18 puntos, sin que su nivel de juego sea tan alto, por los cuatro del Tenerife, que ayer jugó muy bien y mereció ganar, No es normal que un equipo pague tan caro sus dos errores defensivos y sume sólo un gol con tanto juego y opciones y que el otro obtenga tanta rentabilidad a los cuatro balones que envió al área en todo el encuentro.
Porque la Real jugó muy mal en un partido extraño. No es nada fácil de entrada para un equipo vasco jugar a las 17.30 en Canarias a finales de mayo, pero además la ansiedad por meterse en la zona de ascenso provoca que los jugadores se atenacen. No es normal que un central como Mikel González tenga un calambre a la hora de partido.
Las primas y los primos
Además a los realistas, que son los más primos en este tema, no les ayudó nada todos los comentarios sobre las dichosas primas que habría recibido el Tenerife en caso de ascenso de la Real. Ayer quedó claro que el Málaga y Sporting han puesto más dinero porque no es normal que un equipo que no se juegue nada actúe con tanta dureza como la exhibida por Juanma cada vez que llegaba el balón a Díaz de Zerio o a sus medios centros cuando recibía Martí. Por si a alguno le quedaban dudas, quedaron disipadas cuando con el balear en el suelo siguieron la jugada en busca del gol.
El partido parecía que comenzaba muy bien con una acción en la que Martí demostró su calidad. Primero recuperó el balón y, ante el error de la línea defensiva tinerfeña al adelantarse para intentar dejar en fuera de juego a Delibasic, el balear buscó el autopase con inteligencia y superó a Navas en su salida. Pero marcar tan pronto tuvo unos efectos más positivos que negativos porque si los tinerfeños ya tenían bastante motivación para ganar, la bronca a sus jugadores de los pocos espectadores que acudieron al campo sirvió para terminar de espolearlos.
Y la Real cometió el error de defender la ventaja cuando el once elegido por Juanma Lillo con tres delanteros claros no era el idóneo para regalar la iniciativa y el balón como hicieron los realistas. El porcentaje de posesión en el primer tiempo fue de un 70% contra un 30%. Ni el Barcelona en el Camp Nou con su estilo de juego habrá alcanzado esta temporada tal porcentaje.
De hecho, parecía que el mejor equipo azulgrana de hace unos años de Rijkaard vestía ayer de blanco. Longás ejercía de Xavi, N'Diaye hacía el trabajo de Márquez, Óscar Pérez el de Deco y por la derecha Bertrán e Iriome jugaban mejor que Belleti y Giuly en sus buenas tardes. Por suerte, nadie se parecía ayer a Etoo y Ronaldinho. Les faltó lo más importante cuando se juega tan a placer por el centro y por la banda derecha, que el delantero centro y el jugador que actúa en la banda izquierda tuvieran su día en el remate.
Nino y Ayoze son los dos máximos goleadores de su equipo esta temporada, pero el delantero sólo apareció para fallar con todo a favor un centro perfecto que llegaba, como no podía ser de otra forma, por la banda derecha, y Ayoze parecía el único jugador primado por la Real. La falta de remate de estos dos jugadores y el espíritu de sacrificio del bloque de contención realista, con destacada actuación de Mikel González, fue lo único que mantuvo viva a la Real hasta los últimos minutos.
El peligro, a balón parado
De hecho, las mejores opciones locales llegaron en su mayoría a balón parado, tanto en primera como, sobre todo, en segunda jugada. Y curiosamente este peligro no se debió tanto a la ansiedad realista y a lo superados que estaban los cinco jugadores más adelantados, de carácter claramente ofensivo, en un partido en el que su equipo no tenía el balón diez segundos seguidos casi nunca.
El mayor peligro del Tenerife llegó por una decisión de Lillo que ha resultado acertada en otros partidos y ayer no ayudó. El tolosarra entiende que la mejor forma de defender esas acciones es dejar a tres jugadores en punta para obligar al rival a mantener a cuatro en defensa.
Pero ayer el Tenerife por principio decidió dejar los mismos defensas que atacantes realistas. Lillo renunció a uno y sólo quedaron Gari y Díaz de Zerio, pero el Tenerife arriesgó al quedarse con dos defensas y la cantidad de rematadores que colocaba el cuadro tinerfeño en las acciones a balón parado fue determinante en la mayoría de las ocasiones, sobre todo en las segundas jugadas, que es cuando más importante es este factor.
Así el Tenerife pudo empatar primero en un disparo de Longás que repelió Riesgo con posterior remate de Culebras al poste. Así remató Ayoze tras una falta fuera y en una segunda jugada tras una falta un central como Culebras se convirtió en extremo izquierdo para dar un gran centro en el que Óscar Pérez tuvo la suerte de quedar emparejado con Aranburu, poco habituado en estas lides, que no pudo impedir su remate fácil.
En otra acción a balón parado Pablo Sicilia ganó la acción a Garitano y remató fuera por poco, aunque en todo el partido no hubo ninguna ocasión tan clara como la ya relatada de Nino.
El segundo tiempo comenzó exactamente igual para una Real que hasta el 1-2 sólo inquieto en dos pases de Aranburu a Delibasic y Díaz de Zerio. En el primero el montenegrino cruzó demasiado el balón sin ángulo y en el segundo el control del donostiarra fue muy bueno, pero no pudo batir a Navas.
Por contra Marc Bertrán y Óscar Pérez, éste por partida doble, tuvieron claras oportunidades para marcar. La Real seguía a merced del Tenerife y el empate que a principio del partido parecía insuficiente y más tras conocer la victoria del Málaga ayer en Sevilla habría sido firmado por todos los aficionados por la mala pinta que tenía el partido.
Pero todo cambió en una jugada. Bastó, como en el primer gol, con un error defensivo local en un balón bombeado al área que falló Pablo Sicilia al medir mal el bote. Eso permitió a Víctor marcar de forma acertada pese a estar desequilibrado a los treinta segundos de salir.
El gol hundió al Tenerife y dio aire a la Real, que controló los últimos minutos sin apuros para conseguir uno de esos triunfos que anímicamente más pueden ayudar a lograr el ascenso. Porque la Real va a salir muy reforzada tras el triunfo de ayer y los jugadores del Sporting, que seguro que vieron el partido, van a afrontar hoy el suyo con unas sensaciones diferentes.
«Un mal partido y un buen resultado». Con este resumen comenzó su rueda de prensa un Juanma Lillo que recordaba que «siempre lo importante es ganar, pero nos hubiera gustado ser dueños del juego para ganar con más solvencia. En los últimos veinte minutos acabamos mandones, pero en la primera parte no les ha hecho falta ni hacer faltas».
Añadía que «hemos jugado mal en la primera mitad, sobre todo porque el Tenerife ha jugado bien. De los equipos con los que hemos jugado hasta ahora ha sido el que más nos ha superado, el que mejor ha movido a los tres del centro separándose de los tres nuestros. Hemos perseguido demasiado las conducciones, hemos jugado muy atrás porque estamos tensos. No intento modificar los estados de ánimo. Es fácil decirlo, pero si ellos están ansiosos y nos encontramos con el 0-1, se multiplica la falta de tranquilidad. Hemos estado sin balón con situaciones de defensa malas, muy a merced. No pasamos muchos apuros, pero ellos han tenido el control, nos hemos divorciado de Deli y de Iñigo y eso nos ha ido matando».
Preguntado por el partido de hoy decía que «ahora a ver cómo responde el Sporting y que no repitamos partidos de estos porque si lo hacemos lo más lógico es perder, sobre todo por lo que han hecho en la primera mitad, los de dentro se han encontrado fabulosamente bien».
Lillo dijo ante las tonterías dichas esta semana sobre las primas: «Estaban enchufadísimos, pegando codazos. Más enchufados no podían estar».
GARA
Juanma Lillo ha concedido a sus jugadores dos días de descanso, con lo que no volverán a Zubieta hasta el martes a las diez para comenzar a preparar el partido contra el Salamanca del próximo sábado a las 18.30 en Anoeta.