En su día, Ian Paisley afirmó que se iría a la tumba con sus convicciones. Hoy parece un hombre cambiado. Conocido por su famosa frase «nunca, nunca, nunca» y por no ofrecer «ni una pulgada» a sus enemigos, abandona hoy el Ejecutivo multipartidista de Belfast en el que ha compartido poder precisamente con su enemigo, Sinn Féin.

Como líder los últimos 37 años del DUP y de la fundamentalista Iglesia Presbiteriana Libre, Paisley ha combinado siempre los dos temas que no deben ser mencionados durante la cena: religión y política. Sus controvertidas actuaciones y actitudes han tenido su correlato en algunas de las confrontaciones más violentas en el norte de Irlanda. Cuando el líder republicano Gerry Adams habla del incidente que le abrió los ojos a la situación política en el norte de Irlanda siempre se refiere a la revuelta callejera causada después de que en 1964 Paisley exigiría la retirada de una bandera de la republica irlandesa de un escaparate en West Belfast.

Paisley no sólo se ha opuesto a los republicanos, también se opusó a compartir Gobierno con los «moderados» nacionalistas del SDLP. La muestra, la huelga que organizó con los paramilitares lealistas en 1974 para oponerse al acuerdo de Sunningdale. A pesar de su condena de la violencia, no dudó tanto en ésta como en otras ocasiones en asociarse con grupos armados cuando convenía.

En la noche de ayer, miembros de su partido y representantes de la política británica se reunieron en Belfast para homenajearle con una cena.

Pero incluso en la víspera de su marcha, Paisley despertaba la controversia, al afirmar que en el futuro no habrá necesidad de dos partidos unionistas, y aunque considera que la unión con el UUP será difícil, afirma que ambos partidos deberían colaborar en la próximas elecciones.

Paisley no abandona la actividad política por completo, ya que mantendrá su escaño en la Asamblea Legislativa de Belfast y en el Parlamento británico de Westminster. Sin embargo, la idea del banquillo político no debe ser muy atractiva para el que ha sido líder del DUP desde 1971.

Para algunos, éste es un día de emociones, «el fin de una era», y una ocasión para olvidar las causas del abandono de Paisley, como las sospechas de corrupción contra su hijo, Ian Paisley Junior, y el empeño de Paisley padre en asegurarle el nombramiento para distintos cargos a su servicio.

La marcha de Paisley augura un cambio enorme en el partido. Ciertamente, sólo Ian Paisley hubiera sido capaz de asegurar la participación de su partido en un Ejecutivo multipartito con presencia de Sinn Féin. Y el viceprimer ministro, el republicano Martin McGuinness, ha sido generoso en sus alabanzas al líder unionista. «La mayoría de mi vida le he detestado, y estoy seguro que el sentimiento era mutuo», afirmaba McGuinness, «Pero después de este año de trabajo conjunto le respeto muchísimo», concluía el que fuera líder de la organización armada IRA en Derry.