Trabajo a contrarreloj en China para evitar que los lagos se desborden
Las autoridades chinas trabajan a contrarreloj para drenar los lagos surgidos tras el terremoto del día 12 y evitar así su desbordamiento, en particular el de Tangiashan. El Ejército ya ha traslado el material radiactivo que había en la zona. Las inundaciones se han convertido en la primera preocupación de los supervivientes, que siguen a la intemperie. El riesgo se acrecienta debido a la incesante lluvia. Los pronósticos auguran más agua en los próximos diez días.
GARA |
Más de 700 soldados trabajaban ayer a contrarreloj para evitar el desbordamiento del lago Tangjiashan, que amenaza a un millón de supervivientes del terremoto del día 12 registrado en la provincia de Sichuan. El seísmo, además de arrasar la zona y provocar 88.000 víctimas entre muertos y desaparecidos, ocasionó la formación de unos 35 lagos a causa del bloqueo de los ríos con aludes de rocas y escombros. De ellos 27 podrían desbordarse sobre áreas ya devastadas, en las que millones de personas duermen a la intemperie, en tiendas de campaña o refugios improvisados.
Con ayuda de excavadoras y dinamita, los militares cavaban canales para trasvasar los 130 millones de metros cúbicos del lago Tangjiashan, de cuyas inmediaciones han sido ya evacuadas 190.000 personas.
Las autoridades locales cuentan con tres planes de emergencia: evacuar a otras 158.000 personas si se desborda un tercio de su volumen, 1,2 millones si se desborda la mitad y 1,3 millones si el dique de contención finalmente se rompe.
De forma paralela a las actividades de drenaje, un total de 99 fuentes «radiactivas no identificadas» fueron trasladadas ayer en vehículos sellados y grúas desde doce entidades situadas en la parte baja del lago hasta una zona especial de montaña a 300 kilómetros de Mianyang, según informó «Beijing Times».
Según explicó Ma Ning, responsable regional del Ministerio de Medio Ambiente, «mover estas fuentes se ha convertido en una tarea urgente y prioritaria». Esta operación se suma al traslado iniciado el pasado jueves de más de 5.000 toneladas de productos químicos peligrosos, como ácido clorhídrico, ubicados en varias industrias de la zona. Desde principios de semana, además, helicópteros del Ejército están transportado combustible, alimentos y equipos de construcción al lago, inaccesible por carretera y cuyas aguas están subiendo a un ritmo de más de un metro al día debido a la incesante lluvia.
La Administración Meteorológica de China anunció que en los próximos diez días las precipitaciones continuarán pero no serán intensas en las zonas más afectadas por el terremoto.
Despedidos por negligencia
Conforme van pasando las semanas, 7.000 niños que se quedaron solos tras el temblor han sido reclamados por sus familiares. No obstante, otros mil siguen a la espera de contactar con algún allegado.
Entretanto, la administración está investigando la desaparición y malversación del material de emergencia que está llegando. Siete funcionarios han sido despedidos por negligencia en las tareas de rescate, entre ellos, dos que estaban jugando a las cartas en vez de ayudar a las víctimas, según «South China Morning Post».
El Gobierno advirtió que hará públicos los nombres de aquellas empresas que hayan prometido ayuda para las víctimas y luego no cumplan su palabra. «Si no se entrega, el receptor tiene derecho a reclamar el pago e informar a la población de forma adecuada», manifestaron.
La Junta Militar birmana acusó ayer a la comunidad internacional de falta de generosidad en la concesión de ayudas a los damnificados por el ciclón Nargis. El diario oficial de Myanmar mostró su sorpresa ante las promesas de algunos países de conceder 150 millones de dólares cuando Myanmar necesita al menos 11.000 millones para cubrir la reconstrucción del país. Criticó duramente a los estados que, como condición previa para enviar ayuda, reclamaron el libre acceso de las organizaciones humanitarias a las localidades del delta del río Irrawaddy, las más afectadas. «La población de Myanmar es capaz de sobrevivir, incluso sin asistencia internacional», subrayó «La Luz de Myanmar».
En ese sentido, sostuvo que los habitantes de las zonas costeras «pueden fácilmente vivir de la pesca, sin necesidad de las tabletas de chocolate de la comunidad internacional». Añadió que tras el monzón «es posible encontrar ranas comestibles en abundancia». Argumentó además que autorizar a los organismos extranjeros el libre acceso al delta, sería como «darles permiso para entrar en todas las casas violando su intimidad».
Cuatro semanas después del ciclón, la ONU calcula en un millón las personas que requieren de ayuda urgente sólo en el delta del Irrawaddy. Hasta esta semana, los equipos de rescate no han podido acceder a él
