R. FERROL-ALAVÉS

Jon ORMAZABAL | GASTEIZ

Acostumbrado a vivir al límite durante ya demasiado tiempo, al Deportivo Alavés no le queda más que tirar de ese manual de supervivencia que han ido redactando en los últimos años. Han sido muchas las penurias por las que el club ha pasado durante sus más de 80 años de historia, pero pocas tan transcendentales como el partido que le enfrentará esta tarde al Racing de Ferrol en A Malata. Tirando de tópicos, se podría decir que la de hoy es «la madre de todas la finales», pero las palabras se quedan incluso cortas, ya que una derrota dejaría a los albiazules al borde del abismo.

Sin embargo, en una clasificación tan comprimida, obtener los tres puntos supondría dejar atrás al equipo ferrolano en un punto más el gol average y, teniendo en cuenta que en la jornada hay enfrentamientos directos como el Xerez-Poli Ejido o visitas complicadas como las de Córdoba y Cádiz a Gijón y Málaga, podrían suponer también el abandonar los puestos de descenso.

Pese a lo delicado de la situación, hay cierto optimismo y confianza en un plantel que está en tierras gallegas desde el jueves, ya que, aunque no lograran la victoria, el partido ante el Sporting demostró la vía por la que la permanencia es posible. Por ello, Salmerón tratará de introducir el mínimo número de cambios y se espera que el once inicial sea el mismo con la salvedad de la entrada de Mateo por el sancionado Gaspar para jugar por delante de la defensa.

Pero los jugadores no son los únicos que son conscientes de la importancia del partido, sino que la afición ha comprendido también lo que le va al club en esta final y se calcula que habrá más de 650 aficionados. La cifra es realmente espectacular si tenemos en cuenta lo incómodo del viaje y sobre todo si se compara con la asistencia media a Mendizorrotza durante la temporada, que pocas veces ha superado los 7.500.

Máxima irregularidad

La campaña está resultando una auténtica montaña rusa para un Racing que comenzó el campeonato de forma espectacular, cayó en un pozo de quince partidos sin ganar que lo llevó a la última posición de la tabla y, cuando parecía muerto, experimentó una reacción, coincidiendo con el inicio de la segunda vuelta, que le permitió recobrar la vida y situarse fuera del descenso. Sin embargo, los de Juan Veiga han vuelto a coger una preocupante trayectoria descendente y han dilapidado una renta de siete puntos.

La lesión de Álvaro Antón, que no podrá jugar hoy, uno de los artífices de su gran segunda vuelta ha sido una de las claves de su pinchazo.