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INAUGURADO EL CENTRO DE INTERPRETACIÓN DE ARDITURRI

Luz en la oscuridad sobre 2.000 años de historia minera de Aiako Harria

La inauguración del centro de interpretación de Arditurri, que incluye la apertura al público de un tramo, debidamente acondicionado, de la mina San Joaquín, tuvo lugar ayer. Miembros de la familia Elizondo, ligada durante décadas a la explotación, entregaron al alcalde de Oiartzun un quinqué que alumbró simbólicamente los primeros pasos por un túnel que permite al visitante sumergirse en la historia de 2.000 años de minería en las entrañas de Aiako Harria.

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Martin ANSO | OIARTZUN

El centro de interpretación, que incluye la apertura de una galería de la mina San Joaquín, popularmente conocida como Mina Grande de Arditurri, es un equipamiento «importante», tanto desde el punto de vista cultural como también turístico, enclavado en el mismo corazón del Parque Natural de Aiako Harria. De hecho, el centro, ubicado en el edificio que acogió los laboratorios de la Real Compañía Asturiana, empresa que hasta 1984 explotó el coto minero, hará las veces de «parketxe».

El acto oficial estuvo amenizado por txistularis y unas coplas cantadas por Ander Lizarralde, acompañadas por el sonido de la tobera -más apropiada para la ocasión que la txalaparta- a cargo de Juan Mari Beltran y Joseba Zabaleta. Tras el aurresku de honor, miembros de la familia Elizondo hicieron entrega al alcalde de Oiartzun, Aitor Etxeberria, de un quinqué, que alumbró simbólicamente los primeros pasos de las autoridades por la galería habilitada.

Son casi doscientos metros de pasarela metálica que permiten al visitante sorprenderse con un paisaje subterráneo excavado por el hombre en el duro granito a lo largo de dos milenios, al menos desde época romana, cuando Arditurri, de la que entonces extraían sobre todo plata, fue una de las grandes explotaciones mineras del Imperio.

«La visita a las minas -explican los responsables- se concibe como un viaje a través del tiempo en el que intervendrán la mente, los sentidos y las emociones; la iluminación y el sonido juegan un papel muy importante, ya que pemiten crear en el interior de la galería un ambiente mágico».

En concreto, recibirá a los visitantes «la voz» de Juan Guillermo Thalacker, un ingeniero alemán que, por orden de la corona española, visitó las minas en 1803. Las descripciones que hizo eran de tal magnitud que algunos historiadores las consideraron fantasiosas, hasta que los arqueólogos han podido constatar en los últimos años que no lo eran en absoluto. «Seiscientos hombres trabajando durante doscientos años -decía Thalacker en su informe- no hubiesen sido suficientes para horadar todas estas galerías».

En las visitas, ambientadas con sonidos como el que se produce al arrancar el mineral o con el traqueteo de las vagonetas, las guías llamarán la atención sobre la boca de alguna galería romana, las vetas de los diversos minerales que se han explotado en Arditurri -plata, hierro, blenda... y, hasta el cierre, en 1984, fluorita- o las tolvas de un cargadero. Puede que también cuenten historias no tan técnicas... «Esa piedra -indica, por ejemplo, Amaia Zabala, una de las guías, señalando un gran bloque situado en el fondo de un socavón- se desplomó de improviso un día de los Inocentes, apenas unos minutos después de que se marcharan quienes habían estado trabajando allí toda la jornada».

Por debajo del nivel freático

Desde la pasarela metálica se ven galerías inferiores que, a pesar de estar hasta 16 metros por debajo del nivel freático, no están inundadas. «Ello es debido -explica Txomin Ugalde- a la existencia de un cuniculus o socavón de época romana, que, 2.000 años después, sigue funcionando». El cuniculus, descubierto hace apenas cuatro años por Félix Ugarte Elkartea, de la que Ugalde es miembro, es una galería de 425 metros de longitud que filtra las aguas del entorno y, por gravedad, las devuelve al río curso abajo. Esas galerías situadas bajo el nivel freático -unos 600 metros lineales- también serán accesibles al público a partir del 23 de junio, aunque no están acondicionadas como la galería del nivel superior y, por tanto, requerirán de un tipo de visitante «más aventurero». Se trata de unas galerías en las que se los arqueólogos de Arkeolan han encontrado en los últimos años abundantísimos materiales de época romana, desde cerámica a herramientas, pasando por restos de alimentación, como, por ejemplo, huesos de melocotón. Precisamente, la idea es que los arqueólogos realicen excavaciones y, paralelamente, esas excavaciones puedan ser visitadas. «Algo parecido, salvando las lógicas distancias, a lo que, por ejemplo, se está haciendo en la Catedral de Santa María de Gasteiz», indican los responsables del proyecto.

Pero la mina, advierte Ugalde, está lejos de agotarse con el nivel acondicionado con la pasarela y el inferior, el de las galerías ricas en restos romanos. «Por debajo, existen cuatro niveles más, que en su momento se mantendrían secos a través de norias, tornillos de Arquímedes y otros sistemas de bombeo y que hoy están anegados», indica. De ello dan testimonio unos pequeños lagos que también pueden verse desde la pasarela.

La visita a la galería se complementa con la visita al centro de interpretación instalado en los antiguos laboratorios de la Real Compañía Asturiana de Minas. Son dos plantas de apenas 50 metros cuadrados cada una. En la inferior, a través de paneles y soportes informáticos, pueden recabarse datos generales sobre el Parque Natural de Aiako Harria y, en la superior, sobre la explotación minera.

El entorno se ha acondicionado con servicios, zonas de picnic y juegos infantiles.

Ayer, en el acto inaugural, participaron el alcalde de Oiartzun, Aitor Etxeberria; el de Errenteria, Juan Carlos Merino, en su calidad de presidente de la Agencia de Desarrollo de Oarsoaldea; el diputado general, Markel Olano, y la viceconsejera de Turismo, Koro Garmendia.

Mañana, en el marco de la gran celebración que será Loriartzun, partirán autobuses desde la Plaza de San Esteban a Arditurri, con paradas opcionales en Herri Musikaren Txokoa y el museo de geología Luberri. El centro de interpretación de Arditurri y la galería acondicionada podrán ser visitadas por quienes lo deseen, aunque no habrá servicio de guías. Las visitas guiadas, de una hora de duración, aproximadamente, se programarán a partir del día 3. A partir del 23, empezarán las excavaciones arqueológicas y también las visitas guiadas especiales -dos horas- a esa parte de la mina no acondicionada. Los interesados pueden obtener una información más detallada en www.arditurri.com o llamando al 943-494521.

THALACKER

«La voz» de Juan Guillermo Thalacker, el ingeniero alemán que en 1803 realizó una descripción extraordinaria de las minas, recibirá a los visitantes.

PASARELA

Una pasarela metálica permite acceder a un paisaje subterráneo excavado por la mano del hombre en el granito a lo largo de 2.000 años.

A TENER EN CUENTA

LORIARTZUN

En el marco de las actividades organizadas con ocasión de Loriartzun, mañana partirán de la Plaza de San Esteban autobuses para quienes quieran acercarse a Arditurri a ver la mina, aunque el servicio de guías no empezará hasta la semana que viene.

TRABAJADORES

Los primeros en estrenar la galería acondicionadada fueron ex trabajadores de la mina. Lo hicieron el sábado pasado. El alcalde de Oiartzun, Aitor Etxeberria, también en el acto inaugural de ayer quiso manifestarles de forma expresa su reconocimiento.

VISITAS ESPECIALES

Además de a la galería en la que se ha instalado la pasarela metálica, a lo largo del verano se programarán visitas especiales a partes de la mina no acondicionadas, donde se podrán ver in situ excavaciones arqueológicas en estratos de época romana.

«PARKETXEA»

Acondicionado en el edificio que albergó los laboratorios de la Real Compañía Asturiana de Minas, el centro de interpretación inaugurado ayer en Arditurri hará también las veces de «parketxe» del Parque Natural de Aiako Harria.

De la plata de época romana a la fluorita del siglo XX

Aiako Harria, Parque Natural desde 1995, emergió de las aguas hace unos 300 millones de años. Fue la primera «tierra seca» de lo que hoy es Gipuzkoa. Sus características geológicas hacen que el macizo sea rico en materiales que han suscitado el interés humano desde antiguo y, en consecuencia, ha sido objeto de una intensa actividad minera al menos desde la Edad del Hierro, aunque el punto álgido tuvo lugar en época romana, entre los siglos I y II. Aquella explotación estaba centrada sobre todo en la galena argentífera, de donde extraían plata. «Las de Arditurri -dice al respecto Mertxe Urteaga, directora de Arkeolan- eran probablemente las más importantes de la Península, tras las minas de oro leonesas de Las Médulas; y hay que tener en cuenta que la Península era una potencia minera del Imperio». Oiasso (Irun) era la sede del distrito minero de Aiako Harria.

En Arditurri, la explotación, aunque centrada ya en materiales como hierro, blenda o fluorita, continuó durante casi 2.000 años, hasta que, en 1984, cerró la última mina.

Hasta hace poco se pensaba que las explotaciones más modernas habían eliminado la mayoría de los vestigios de época romana. Sin embargo, las investigaciones de los últimos años han puesto de manifiesto que no es así. «Por ejemplo -explica Urteaga-, se pensaba que la Mina Grande de Arditurri era el resultado de trabajos mineros modernos, realizados básicamente con explosivos o medios mecanizados. Sin embargo, hoy podemos afirmar que el filón en su totalidad había sido horadado en época antigua, y la minería moderna se ha limitado a extraer los restos que habían quedado sin explotar por la disponibilidad de medios técnicos más limitados». M.A.

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