Inundaciones en Euskal Herria
Azkarate: «Cuando el agua llega, llega, y frente a eso no se puede hacer nada»
La portavoz del Ejecutivo de Lakua, Miren Azkarate, y el diputado general de Bizkaia discreparon ayer acerca del aviso que desde Euskalmet se cursó el sábado a los diferentes servicios de emergencias sobre la magnitud de las precipitaciones que se avecinaban. José Luis Bilbao afirmó que los bomberos y los retenes de mantenimiento de carreteras de la Diputación vizcaina no tenían «ninguna alerta el sábado por la tarde» sino un simple «parte meteorológico».
Agustín GOIKOETXEA | BILBO
Las versiones de los diferentes responsables políticos sobre las previsiones que existían el viernes y el sábado pasado de lluvias intensas en la parte occidental de Euskal Herria no coinciden. Mientras cientos de damnificados continuaban ayer haciendo frente a las graves consecuencias que les han causado las inundaciones en sus negocios y viviendas, la portavoz del Gobierno de Lakua y el diputado general de Bizkaia volvían a evidenciar ante la opinión pública que la coordinación ante la embestida metereológica no fue la que las circunstancias requerían.
José Luis Bilbao fue diáfano en sus manifestaciones, al declarar que los servicios de emergencias de la Diputación vizcaina no disponían de «ninguna alerta el sábado por la tarde» más allá de «un parte meteorológico». El responsable foral insistió en que «nadie había alertado» a los bomberos ni a los retenes de mantenimiento de carreteras en la noche del sábado, «aparte de que iba a llover 60 litros por metro cuadrado».
Esta confesión es muy similar a las aportadas por los alcaldes de municipios afectados, como Basauri, Getxo o Galdakao, que llevan manifestando desde la misma tarde del domingo que actuaron por su cuenta.
Las alarmas tardaron poco en saltar al descubrirse el calibre real del fenómeno meteorológico que amenazaba a buena parte de Bizkaia. Bilbao lo definió como «uno de los episodios de inundaciones más importantes de los últimos años, con una pluviometría alrededor de 100 litros por metro cuadrado en el corto espacio de un día, que ha resultado excepcional».
«Lógicamente, cuando empiezan a producirse los incidentes y a recibirse llamadas -explicó- el servicio de Bomberos empieza a actuar, como actúa normalmente cuando hay un siniestro y se les llama a la hora que sea, porque están las 24 horas».
Al margen de los Bomberos, donde se movilizó a personal que libraba, la Diputación ordenó integrar en el operativo de emergencia a los retenes de mantenimiento de Obras Públicas, al Servicio de Hidrología, al personal de Base Gorria, así como a los medios técnicos y humanos de las empresas públicas Basalan y Garbiker.
Consciente de la polvoreda que iban a crear sus declaraciones de ayer, con los antecedentes de las críticas de los damnificados, José Luis Bilbao afirmó sin embargo que «no es momento de andar a pedradas».
A su vez, en Gasteiz, la portavoz del Gobierno de Lakua insistió en que no hubo falta de previsión y que los daños eran inevitables. «Cuando el agua llega, llega, y frente a eso no se puede hacer nada», dijo Miren Azkarate, antes de añadir que «cuando llegó estaban allí las zodiac para sacar a la gente y los bomberos».
«Es verdad que ha habido críticas y quejas por falta de coordinación, por sitios a los que se ha llegado más tarde, que puede suceder, eso no lo vamos a negar, pero los avisos y los protocolos establecidos se han cumplido», respondió a quienes cuestionan la actuación.
Además, señaló que Euskalmet había remitido a SOS Deiak, a las 19.00 del sábado, «un primer aviso de predicción de fenómeno meteorológico adverso» y éste «se divulgó a través del medio que cada interlocutor ha estimado conveniente» a otros servicios de emergencias, ayuntamientos y diputaciones.
Las consecuencias derivadas de las lluvias del pasado fin de semana podían haber sido peores. El diputado general vizcaino confesó que el estuario de la Ría y Bilbo «fue, una vez más punto crítico, sobre todo teniendo en cuenta que el Nervión, desde su cabecera en Saratxo, más adelante en Gardea, en Arrigorriaga-Zaratamo o en Abusu, superaba niveles máximos de emergencia». También en Mungia, el río Butroe llegó a niveles máximos con sus 6,26 metros de lamina de agua o el Kadagua y el Herrerías tuvieron picos «sumamente preocupantes».
Gracias al Ibaizabal
Bilbao señaló que «el comportamiento desigual de otras cuencas, como la del Ibaizabal, donde las precipitaciones no fueron tan intensas o una pleamar que no aportó marea viva, posibilitaron que la situación no fuera tan trágica como en 1983».
«Si el Ibaizabal se hubiera comportado como el Nervión habríamos andado cerca de lo del 83. La cuenca del Nervión estaba por encima de los límites de tragedia, pero el Ibaizabal no, y donde se juntan, en Dos Caminos, no aportó el caudal de la ría lo suficiente como para que hubiera desbordamientos en Bilbao», afirmó. Al margen del análisis de lo sucedido, el diputado general anunció que el próximo martes aprobarán diversos decretos para aplicar a los damnificados exenciones en el pago del IBI e IAE, así como 1.200 euros de descuento en el impuesto de matriculación de nuevos vehículos como reposición de los afectados por las aguas. Asimismo, destinará 30 millones de euros para subvencionar hasta el 90% de los gastos generados a los ayuntamientos vizcainos por la reparación de los daños causados en caminos rurales, pistas, carreteras y otro tipo de infraestructuras públicas.
Bilbao no se atrevió a adelantar una evaluación provisional y cuantía de los desperfectos causados por las lluvias en Bizkaia, pues aguarda a que los consistorios aporten sus informes de los daños públicos y a particulares.
Por su parte, la vicelehendakari de Lakua, Idoia Zenarruzabeitia, informó de que dispone ya de un borrador de decreto que establece compensaciones económicas en forma de préstamos, cuyos intereses serán subvencionados por el Gobierno, para ayudar a los particulares y empresas afectadas por las riadas. Las diputaciones afrontarán las demandas que les formulen los ayuntamientos.
El Ayuntamiento de Villabona hizo pública una nota en la que reitera su «ayuda y apoyo» a los afectados por las inundaciones, al tiempo que «aplaude y agradece» a quienes han mostrado su solidaridad y su disposición a ayudar.
La consecuencia directa de la crecida del Ebro -con el aporte de los ríos Arga, Ega y Aragón- fue que los campos de cultivo en Castejón aparecieron ayer anegados con las consiguientes pérdidas de cosechas para los agricultores. La alerta de inundaciones no fue a más, aunque la vigilancia se mantuvo durante toda la jornada.
Los coches de dos de las tres plantas del parking municipal para residentes del barrio bilbaino de Peñascal se han visto afectados por las inundaciones. Los propietarios solicitaron al Ayuntamiento que asuma su responsabilidad.
Colchones al sol, en los balcones; motos manchadas de barro en la calle; cajas, ropa y material diverso echado a perder, amontonado junto a la entrada de los garajes, esperando a ser cargado en los vehículos municipales. Ésta era la estampa ayer en calles getxoztarras como Aiboa, Acacias, Elkano y Lexarreta, así como frente a Fadura y en la zona de Los Puentes.
«¡Ánimo!» le dijo un vecino a otro que intentaba arrancar una motobomba, en ausencia de terceros que insuflaran mensajes optimistas o, incluso, pudiera ser, se arremangaran y calzaran las botas para echar una mano, pero de verdad.
Porque, bastaba escuchar a algún operario municipal mientras limpiaba un garaje, manguera en mano, que avisaba a su compañero del «marrón» de jornada que les esperaba porque les habían dejado solos. Municipales, uno en la zona, alguno más frente a Fadura, hablando con quienes limpiaban locales comerciales. Ertzaintza, una dotación que llegó con algún recado.
Oficialmente, el guión de la película de Getxo es otro. El Ayuntamiento ofreció datos dirigidos a escribir titulares: 200 personas trabajando para «devolver la normalidad»; 75 vehículos en el dispositivo municipal; 18 viviendas limpiadas y otras cuatro en previsión, en un sevicio «sin parangón». Pero quien ha sufrido inundaciones en su casa sabe que limpiar es algo muy relativo... Retirar lo gordo también lo están haciendo en Ereaga, donde se acumula lo que ha traído el Ibaizabal porque ya toca playa, pero lo que se inunda cuesta limpiar; volverá a aflorar el barrillo, no se irá el tufo y, al final, queda secar. Va para largo.
Y a quienes les ha tocado la china en Getxo es a quienes viven junto al Gobela, a jóvenes hipotecados, trabajadores y alguna persona de edad que seguramente no han podido elegir vivir en zonas altas. También a alguien río abajo, hacia el Neguri libre de hipotecas -las de necesidad- pero allí las casas tienen dos plantas y siempre quedará algún sitio seco.
Y vuelve el movimiento vecinal asambleario. Ayer iba a celebrarse la segunda reunión de afectados. Declinaron, inicialmente, el ofrecimiento para que algún representante municipal asistiera. Cada cosa a su tiempo, puntualizaron.
A ver si después de todo, al menos, todos los damnificados quedan bien indemnizados económicamente, ya que, lo demás es irreparable y cada uno lo lleva como mejor puede. Que algo del dinero de todos vaya para ellos y ellas, que bastante gravoso es que tanto de tantos vaya sistemáticamente a la cartera de quienes no dimiten ni por equivocación y hasta se echan los trastos a la cabeza unos a otros.
El Departamento de Educación acometerá la reparación del instituto Getxo I y del colegio público Larrañazubi en verano. Ayer cursó visita el consejero Tontxu Campos. Los daños causados por las inundaciones en ambos centros han sido valorados en 308.000 euros. Ambos se reabrirán hoy o en los próximos días de forma provisional, hasta final de curso.
El director del instituto, Iñaki Beobide, calificó de «desolador» el panorama. El agua alcanzó 40 centímetros de altura afectando a la biblioteca, el salón de actos, la cocina y el comedor, así como al sistema de calefacción y a la instalación eléctrica. En Larrañazubi, el agua alcanzó un metro de altura, en la zona en la que se encuentra el gimnasio, las dependencias administrativas y las aulas de los más pequeños. Además, ha tirado un módulo prefabricado que servía de archivo. En Bilbo, el instituto Zurbaran afectado por las inundaciones reanudó ayer las clases, al igual que la escuela Zuazo de Barakaldo. Aquí permanece cerrado el centro infantil Arteagabeitia, aunque está previsto que abra sus aulas mañana.
Una película de combustible bajaba ayer sobre las aguas del Gobela. Hasta los patos puede tener los días contados. Algunos lo atribuían al vertido directo al río del agua achicada de los garajes, ya mezclada con el combustible de los propios vehículos y de depósitos para la calefacción, aunque también llegaba gasoil desde las instalaciones de Fadura y del humedal de Bolue. Ya veremos en qué queda esto.