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Raimundo Fitero

Los Miami

Agua hasta rebosar; los ríos se están desbordando, la primavera camina húmeda, no tenemos noticias de incendios pero en cuanto salga el sol los bosques van a reventar de matojos, hierbas y flores. Pasto para las cerillas de mañana o pasado mañana. Las imágenes de los garajes anegados son un clásico televisivo, una suerte de anuncio de espaldas de bomberos y de bombas de aspersión. Y una gran duda, ¿flotan los coches? En la expo de Zaragoza han construido pisándole los costados al Ebro. Y vamos a tener un disgusto gordo. Si no es ahora, en setiembre.

Papa, mamá, el niño, su guardaespaldas y la violencia mafiosa. Ana García Obregón tiene un problema bastante más importante que la calidad de la silicona que se adhiere: hay una cinta en la que incita a su guardaespaldas, actualmente detenido de colaborar en un asesinato, a ponerse en contacto con «Los Miami», que deben ser unos simpáticos señores con brazos de perímetro XXL, que se dedican a dar escarmientos, palizas o algo más si es necesario y que deben tener una tarifa de precios bastante asequible para este tipo de famosa, además de promotora inmobiliaria por vía familiar.

El motivo de llamar a su «jefe de seguridad» era porque estaba dolida por algo que había sucedido en un programa de televisión y que tenía como referencia a su hijo que, al parecer, se había bajado los pantalones en alguna fiestas y se le veía luciendo, se asegura, unos gayumbos de marca. Nunca se emitió ese vídeo, pero a la señora García Obregón, le pareció insultante y decidió que los mencionados «Miami», le dieran una paliza a Jaime Cantizano, «el maricón ése», según consta en la cinta grabada.

La cosa tiene más miga de la que aparenta, porque estamos hablando de asuntos muy turbios. Y lo más lamentable es que tanto ella como el conde Lequio, lo justifican en nombre de la imagen y el honor de su hijo. Los arranques de una madre dolida o de un padre ejemplar afectado se recopilan buscando el teléfono de «Los Miami». ¿Es dar buena educación a un hijo teniéndolo protegido por una cuadrilla de gánsters? En «La Noria» dedicaron una larga sesión a este asunto. Penoso. Agua. Tocada y hundida.

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