Pasado mañana comienza la Eurocopa. Una competición internacional más en la que los vascos nos tendremos que conformar con ser espectadores o subordinados de otras naciones. La selección de Euskal Herria no podrá mostrar su nivel porque la nación a la que representa no se le reconocen sus derechos ni tan siquiera en el ámbito deportivo. Todavía queda mucho trabajo por hacer en ese sentido. Sin embargo, el camino se recorre andando y se ha perdido una buena oportunidad de dar nuevos pasos hacia la oficialidad en un escaparate inmejorable.

La manifestación que reunió en Bilbo a miles de personas en los prolegómenos del encuentro entre Euskal Herria y Catalunya no ha servido de estímulo y tampoco los pronunciamientos de los deportistas a favor de la oficialidad. Tras dos años en los que la temporada finalizó con partidos de la selección ante Gales y Venezuela, en esta ocasión no ha habido ni un amistoso. El gobiernillo de «un país en marcha» se ha quedado bloqueado preparando dos preguntas y sus súbditos en la Federación que organiza los encuentros se han contentado con anunciar a través de los medios la creación de una ciudad deportiva en Txoriherri.

Las bonitas palabras de la campaña electoral y las camisetas del Congreso se han diluído. En Catalunya, en cambio, se han movido jugando un encuentro contra Argentina y están preparando la creación de una Copa de Naciones para 2009 en la que podría tener cabida Euskal Herria junto con selecciones como Escocia, Irlanda o Croacia. Las diferencias no se quedan ahí. Mientras Lakua niega una subvención de 140.000 euros otorgada a Esait, la Generalitat financia con más de 1,2 millones de euros al año a la plataforma que trabaja a favor de la oficialidad. Las cuentas cantan. La clase política-dirigente de este país no está a la altura y así nos va.