El Gobierno de Lakua hizo bueno ayer el pronóstico del editorial que publicaba GARA el pasado lunes. Nada falló el domingo en Bizkaia, pero se promete canalizar ayudas a los afectados por las inundaciones. GARA ofrecía en su edición de ayer un relato pormenorizado de todos los muchos fallos y algunas fatalidades que precedieron a las intensas lluvias. Y un somero repaso de esas líneas -que nos consta han levantado ampollas en la Agencia Estatal de Meteorología- permite constatar que hubo errores, que no funcionó el protocolo, diga lo que diga Miren Azkarate. Hoy sabemos que el centro encargado de la vigilancia para todo el Cantábrico avisó, que sus previsiones se vieron superadas y que con mediciones que recomendaban establecer la alerta naranja no lo hizo a tiempo, porque no se fiaba de los datos; sabemos que algunos radares situados en Bizkaia y Araba estaban inutilizados por una tormenta, y hasta conocemos que incluso con estos funcionando no hay garantía total, ya que no «ven» en 15 kilómetros a la redonda ni por debajo de su altura. El sistema de alerta tiene lagunas, la coordinación es deficiente y los servicios de emergencias actúan... a posteriori. Si para Lakua eso es que un protocolo funciona, o es que intenta nadar y guardar la ropa o, lo que sería aún más grave, no quiere mojarse por la seguridad ciudadana.