A pesar de que el presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), José Antonio Alonso, trató de minimizar la importancia de la crecida del río Ebro a su paso por Zaragoza, los organizadores de la Expo se han visto obligados a modificar los planes previos a la inauguración.

Así, la avenida, cuya punta se espera hoy en la capital aragonesa, obligó a suspender el ensayo general previsto para el jueves y al que iban a acudir 60.000 personas.

Ayer, el agua del Ebro alcanzó el escenario Iceberg, en el que está previsto que se celebre el acto de inauguración el día 14 de junio, que tuvo que ser agujerado para permitir el paso de la corriente. Pese a ello, la organización mostraba su satisfacción porque «no ha sido necesario recortar la totalidad de la parte inferior».

En el anfiteatro, sede principal de los conciertos, «había entado el agua tal y como estaba previsto, pero sin llegar a la altura del escenario», informó la Expo. El lado positivo de la balanza, para los organizadores, era que «los elementos electromagnéticos no han sido afectados ya que fueron desmontados con antelación».