Martin Garitano Periodista
Cuestión de tiempo
El lehendakari Ibarretxe nos ha pedido sólo 45 segundos de lectura y reflexión para contestar a dos elaboradas preguntas que a él le ha costado varios años redactar.
Yo, la verdad sea dicha, he dedicado algún tiempo más del recomendado -no todos gozamos de la misma capacidad de concentración- y, después de leer y releer la literalidad de las cuestiones y de imaginar el recorrido posterior de la iniciativa, he llegado a algunas conclusiones. Desacertadas, a buen seguro, pero por si acaso se las cuento.
La primera: que para este viaje no hacía falta alforja alguna. Pedirle ahora a ETA que abandone las armas para abrir así un «proceso dialogado» que permita el fin de la violencia (de la de ETA en exclusiva, claro) no pasa de ser un juego retórico.
Y si de lo que se trata es de negociar con jueces, fiscales, asociaciones ultras y ministros de Interior y Justicia un proceso de excarcelación paulatina de prisioneros «arrepentidos» o «reinsertados», Ibarretxe llega casi treinta años tarde. Eso ya lo hicieron con algunos polimilis. Y seguimos donde estábamos.
La segunda conclusión: Que a estas alturas se ponga en solfa si una parte del pueblo vasco tiene derecho a decidir su propio futuro, cuando al mismo tiempo se admite el régimen político que otorga derecho a veto a las Cortes Españolas y el papel de garante de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire dirigidos por el designado por Franco no pasa de ser una broma de mal gusto.
Sepa Ibarretxe que los vascos no disfrutamos del derecho al sufragio universal y reconozca que es la policía a sus órdenes la que garantiza esa horrible mutilación de las libertades. Recuerde, además, que sus interlocutores de la izquierda abertzale sufren prisión mientras él gime por un procesamiento que no le sacará de palacio. Y grite contra las detenciones, encarcelamientos y acosos a alcaldes y ex alcaldes elegidos por ese pueblo que tanto menta.
Atienda Ibarretxe a los familiares de presos vascos -aunque sea con menos mimo que a los Guerrilleros de Cristo Rey- y conozca de primera mano la crueldad de un régimen penitenciario que su propio partido contribuyó a idear.
Con el tiempo he llegado a éstas y otras muchas conclusiones. Tal vez por haber dedicado más de 45 segundos a pensar sobre el asunto. ¡Seguro que ahí está el truco!