«Amayur. Los últimos nabarros», un clásico reeditado y actualizado
A pesar de estar considerado un clásico, el libro «Amayur. Los últimos nabarros» es probablemente un gran desconocido para los lectores de hoy en día, incluso en Nafarroa. Éste es el motivo por el que Txalaparta ha decidido reeditarlo y actualizarlo con aportaciones de otros autores.
Iñaki VIGOR |
El autor de este clásico fue Pedro Navascués de Alarcón, que firmó el libro con el seudónimo de Miguel de Orreaga. Aquella obra salió a la luz en el año 1923 en Iruñea y fue prologada por Arturo Campión, maestro y amigo de Navascués.
La nueva edición ha mantenido aquel prólogo y ha incluido las aportaciones del investigador Joseba Asiron, el historiador Aitor Pescador, el ilustrador Martintxo, que ha reconstruido el castillo de Amaiur, y Floren Aoiz, que ha aportado una extensa bibliografía para poder acceder a la gran mayoría de libros y ensayos publicados en torno a la histórica fortaleza. Las novedades se completan con un epílogo del historiador baztandarra Pedro Esarte y una introducción del profesor Emilio Majuelo, centrada en la importancia que esta obra tuvo en su época y sigue teniendo en la actualidad.
El contexto en el que Pedro Navascués escribió este libro fue el debate político que se generó en Nafarroa hacia 1920 en torno a los sucesos ocurridos 400 años antes con motivo de la conquista del Viejo Reino.
Joseba Asiron, que lleva varios años investigando los acontecimientos sucedidos en Amaiur en 1522 y que ha seguido de cerca las excavaciones que han permitido recuperar una parte del castillo original, ha colaborado en esta nueva edición con material gráfico novedoso.
«Este libro se centra en el siglo XVI. Tras una batalla en la que, según algunos testimonios, murieron más de 6.000 personas, un grupo de unos 200 supervivientes se refugiaron en el castillo de Amaiur para defender la independencia de Navarra, a pesar de que sabían que la batalla estaba perdida. Fueron rodeados por un ejército gigantesco, ya que algunos autores hablan de 12.000 soldados. Cuando al final toman el castillo, se llevan detenidos a los defensores a Pamplona y el rey del ejército vencedor ordena envenenar a los jefes. Los dos jefes son Jaime Vélez de Medrano y su hijo Luis, que fueron envenenados el mismo día. Un tercero consiguió escapar vestido de mujer. Era Miguel de Jaso, hermano de Francisco de Xabier». De esta forma resumió Asiron la historia de Amaiur, último castillo en ser conquistado por las tropas castellanas.
«Ahora que se acerca el año 2012 -añadió- y el aniversario del comienzo de aquel proceso de conquista de Navarra, este libro puede ser un buen comienzo para que todos los navarros conozcamos unos hechos que, por desgracia, han sido silenciados durante muchos tiempo».
Por su parte, Emilio Majuelo se centró en la figura de Pedro Navascués y en la polémica política desatada en la época en que fue escrito. «Fue un historiador avezado, porque no deja de sorprender que a la edad de 19-20 años empezara a escribir cosas de historia con mucha madurez intelectual. Estuvo muy delicado de salud y murió a la edad de 24 años, pero para entonces ya tenía escrita esta obra y algunas otras inéditas que espero dar a conocer de aquí a no mucho tiempo», adelantó Majuelo.
El historiador tudelano se mostró convencido de que a Navascués le venía su madurez intelectual de la influencia que ejerció sobre él Arturo Campión, que ya tenía cerca de 70 años cuando se publicó «Amayur. Los últimos nabarros».
Debate político e ideológico
Emilio Majuelo insertó este libro en el contexto intelectual que se vivía en Nafarroa en las primeras décadas del siglo pasado, «cuando la historiografía vasca empieza a tener visos de profesionalidad». En este sentido, recordó que había opiniones encontradas sobre la realidad social y política navarra, y que «el vasquismo cultural fue hegemónico entre la intelectualidad del momento».
«En ese contexto se inicia un debate político e ideológico encabezado por Víctor Pradera, adalid del unitarismo español y de hacer de la historia de Navarra un compendio de lo que va a ser la historia de España, sin mayores diferencias. Para él -informó Emilio Majuelo-, la conquista de Navarra casi había sido un accidente del que tenían que estar agradecidos los propios navarros».
Frente a esa versión «españolista o centralista» de Víctor Pradera «saltaron como un resorte prácticamente todo el resto de los intelectuales navarros del momento», agregó Majuelo, que situó en este contexto la obra de Pedro Navascués.
«Pero no le respondió en el terreno político o ideológico, sino que lo hizo investigando históricamente -precisó Majuelo-, porque estaba convencido de que investigar documentalmente para buscar la verdad era la mejor respuesta que podía dar a Víctor Pradera».
Por su parte, Zaloa Basabe informó, en nombre de la editorial Txalaparta, de que la reedición de este clásico se enmarca dentro de la recuperación de la memoria histórica, y que tiene «su referente más importante» en la colección de historia que dirige Emilio Majuelo.
«Frente a la versión españolista de Víctor Pradera, saltaron como un resorte casi todo el resto de intelecturales navarros del momento», recuerda Majuelo.