Primarias en EEUU
Obama se convierte en el primer negro que opta a la Casa Blanca
Barack Obama será el candidato oficial del Partido Demócrata para competir en las presidenciales de noviembre ante el republicano John McCain. Pese a que Hillary Clinton aún no ha aceptado su derrota, Obama ha logrado imponerse en unas agotadoras primarias que comenzaron en el ya lejano mes de enero. Sus primeras palabras fueron para alinearse con la política oficial de EEUU de apoyo incondicional a Israel.
GARA | SAINT PAUL
Barack Obama logró el martes la investidura demócrata para las elecciones presidenciales de EEUU de noviembre, convirtiéndose en el primer negro -aunque realmente es mestizo, puesto que su madre es blanca- en aspirar a la Casa Blanca, pese a que su rival en las filas demócratas, Hillary Clinton, no ha aceptado aún su derrota.
«Esta noche, tras 54 difíciles consultas, nuestras primarias han llegado al final. Esta noche, puedo decir ante vosotros que seré el candidato a la Presidencia de EEUU», afirmó el senador de Illinois ante miles de sus partidarios reunidos en el Palacio de Congresos de Saint Paul (Minnesota).
«El camino será largo. Hago frente a este desafío con una gran humildad y conociendo mis propios límites. Pero hago también frente a este desafío con una fe sin límites en las capacidades del pueblo americano», añadió Obama, que compareció en el acto final de campaña con su esposa, Michelle.
Tras rendir homenaje a Clinton, Obama aseguró que el Partido Demócrata estará unido en las elecciones presidenciales de noviembre. «La senadora Clinton ha hecho historia en esta campaña. Nuestro partido y nuestro país son mejores gracias a ella y yo soy un mejor candidato por haber tenido el honor de hacer campaña contra Hillary Rodham Clinton», destacó Obama en medio del aplauso de sus seguidores.
Tras presentarse como candidato del Partido Demócrata, Obama lanzó sus críticas al republicano John McCain, a quien acusó de querer continuar con la política de George Bush. «Ha llegado el momento de volver la página a las políticas del pasado», señaló. Tras seis meses de primarias, en EEUU comenzó ayer la larga campaña electoral para las presidenciales de noviembre.
Cada de uno de los dos aspirantes demócratas logró el triunfo en uno de los dos estados que celebraban primarias el martes. Clinton venció en Dakota del Sur y Obama, en Montana.
Mientras Obama celebraba su triunfo en Saint Paul, en Nueva York, Clinton se negaba a aceptar su derrota. «No tomaré ninguna decisión esta noche», declaró mientras sus seguidores le gritaban «No abandones, no abandones».
«Comprendo que mucha gente se pregunte qué quiere Hillary», señaló antes de responderse: «Quiero el fin de la guerra en Irak, quiero que la economía americana despegue, quiero un seguro de enfermedad para todos los americanos».
«Quiero respeto para los 18 millones de americanos que me han votado y que se tenga en cuenta su voz», añadió la senadora de Nueva York.
La hipótesis de que Clinton se convierta en la candidata a la vicepresidencia junto a Obama se mencionó durante una conversación que la ex primera dama mantuvo con un grupo de parlamentarios de Nueva York.
Estas elecciones primarias han sido las más largas de la historia en el Partido Demócrata. La primera consulta se celebró en el ya lejano 3 de enero. Tras este periodo, la división es uno de los principales retos a los que se tendrán que enfrentar los demócratas.
Apoyo al sionismo
El primer acto público en el que Obama participó tras proclamarse candidato fue una intervención ante la AIPAC, el principal lobby proisraelí de EEUU. Clinton también estaba anunciada en el programa, pero todos los focos se los llevó el senador de Illinois.
«No hay mayor amenaza para Israel y para la estabilidad de la región que Irán. El peligro iraní es real y mi objetivo será eliminar esta amenaza», señaló Obama en un discurso que bien podría haber sido escrito para Bush.
«Si soy presidente, no transigiré cuando la seguridad de Israel esté en juego. Quien amenaza a Israel nos amenaza a nosotros, sea desde Gaza o desde Teherán. Jerusalén debe seguir siendo la capital de Israel. Hamas debe renunciar al terrorismo, reconocer al Estado de Israel y someterse a los acuerdos ya suscritos. No hay lugar en la mesa de negociaciones para las organizaciones terroristas», añadió Obama para recibir el visto bueno del lobby israelí.
Un Barack Obama mesiánico proclamó su victoria en Saint Paul (Minnesota) ante cerca de 40.000 partidarios, que se encontraban próximos al delirio. Hillary Clinton, mientras, reunía en Nueva York a unos cuantos centenares de incondicionales que no podían disimular su decepción.
«América,. ¡este es nuestro momento! ¡Esta es nuestra hora! ¡Ha llegado el momento de pasar página a las políticas del pasado!», gritó eufórico Obama.
«¡Es impresionante!», relató a France Presse la senadora demócrata de Minnesota Amy Klobuchar, mientras estrechaban cientos de manos de una multitud que esperaba ansiosa a Obama.
«Vamos a gritar tan fuerte que cuando vengan los republicanos todavía se escuchará nuestro eco», añadió Klobuchar. Los republicanos celebrarán en setiembre su convención en Minnesota.
«Denver, Denver» fue la respuesta de los partidarios de Hillary reunidos en el Baruch College de Manhattan (Nueva York), cuando la ex primera dama anunció que el martes no iba a tomar ninguna decisión sobre su carrera hacia la Casa Blanca. Era una clara invitación a que continuase en campaña hasta la convención demócrata de Denver de agosto, cuando se elegirá oficialmente al candidato que pugnará con John McCain.
En Saint Paul, en cambio, el ambiente era mucho más entusiasta. Ricardo Johnson II, de 42 años, su mujer y sus cuatro hijos esperaron cerca de cuatro horas para entrar. Para esta familia negra, estar presente en la intervención de Obama «lo es todo».
«Tener aquí a mis hijos y mirar a este hombre que habla y que dirigirá a esta nación y al futuro de mis hijos en una nueva dirección es algo histórico», explicó con lágrimas en los ojos.
Su hijo de doce años, Ricardo Johnson III, movía los brazos al ritmo de un videoclip en el que aparece Obama. En su gorra podía leerse «Obama presidente en 2008» y sobre la parte delantera de su camiseta un retrato del candidato acompaña al eslogan «Compartir el sueño».
Para Sulafa Simsaa, un emigrante sudanés de 23 años, Obama es el ejemplo del «sueño americano». «Tener un presidente negro demuestra que, con la suficiente determinación, cada uno tiene su oportunidad en EEUU», dijo.
Alrededor de Clinton, el ambiente era mucho más frío. Muy enfadados con Obama, muchos simpatizantes de la ex primera dama anuncian que votarán a McCain. «Sólo votaré a los demócratas si Hillary es vicepresidenta», dice Suzan Siegel, una jubilada.
«No conocemos a Obama. Nunca votaré por él. Sólo Hillary puede llevarnos a la victoria», señaló Ralph Gramazio, de 45 años, que trabaja en un hotel de Boston.
«Al menos, McCain es un héroe que ama a América, mientras que no sé qué piensa Obama», añadía antes de aplaudir frenéticamente a Clinton. «Sí, sí, ella puede todavía lograr la investidura», cantaba enérgicamente.
Otros, en cambio, ya se han hecho a la idea de votar a Obama. «Votaré a los demócratas, sea quien sea el candidato. Pero me gustaría que estuviesen juntos», decía Jenney Rivard, una óptica que había viajado varias horas desde Connecticut.