48 horas para vibrar con el baloncesto vasco
En apenas 48 horas, el baloncesto vasco ha encadenado dos éxitos que, quizá, no se valoran en su justa medida. El domingo por la tarde, el Bruesa Gipuzkoa Basket volvía a la ACB, la liga más competitiva de Europa, tras haber descendido el año anterior. Algo lógico si se construye un equipo para ascender. Sin embargo, basta con comprobar que el CAI Zaragoza, que acompañará al Bruesa GBC a la ACB, ha tardado la friolera de 12 años en lograrlo, configurando, al menos en el último lustro, equipos a cada cual mejor para lograr el ascenso. La buena dirección deportiva, unida a una gestión directiva y económica valiente, han devuelto al club guipuzcoano a una categoría a la que se accedió hace dos años, por lo inesperado, con precipitación. Ahora, Santos y su junta tienen más poso y tiempo para hacerse con un sitio permanente junto a un Bilbao Basket de crecimiento exponencial y un Tau Baskonia que tan mal nos tiene acostumbrados. El club alavés, toda vez que Josean Kerejeta puso la directa, cogió la inercia suficiente para habituarnos a verlo en toda suerte de finales. Esta temporada, llamada a ser de transición, de los cuatro títulos en juego, fue finalista en la Copa, marcó un hito al presentarse en su cuarta Final Four consecutiva, se llevó la Supercopa y ahora, con una superioridad aplastante, su segunda liga. Zorionak a todos.